El enigma del ciudadano de a pie
Un escualido grupo de manifestantes insultó ayer a John Major cuando el primer ministro británico abandonaba el centro de Conferencias Balmoral, en Belfast, después de haber explicado ante los periodistas el contenido del documento marco sobre Irlanda del Norte.Si hubiera que juzgar la oposición que el polémico texto va a encontrar entre los ciudadanos del Ulster por esa reacción minoritaria, desde luego Major estaría de suerte. Sin embargo, todo apunta a que las cosas son, van a ser, más complicadas. La existencia de dos comunidades tan definidas y tan diferentes en el territorio de Irlanda del Norte ha sido un foco de tensiones casi permanente desde la partición de la isla y la creación de la República de. Irlanda en 1921, por no echar mano de los libros de historia y escarbar en los orígenes de una colonización traumática. Es difícil para una mentalidad española entender el funcionamiento, de una comunidad que vive vidas separadas, encerrada en guetos aislados, que se comunican escasamente.
Hasta ahora el único intento similar al realizado ayer por Major -la puesta en marcha de un organismo conjunto para el Norte y el Sur de la isla- se remonta a diciembre de 1973. La existencia de una oposición durísima del sector protestante impidió entonces que el organismo, apenas nacido, durará más allá de unos meses. Huelgas, manifestaciones y condenas virulentas acabaron con las esperanzas republicanas. Hoy, más de 20 años después, muchos de los políticos que participaron en aquella aventura consideran que el documento marco presentado por Major podrá lograr lo que entonces fue imposible.
Todo depende de la lentitud, calma y serenidad con que los Gobiernos de Londres y Dublín avancen. Todo depende de lo cansado que esté a estas alturas, el electorado protestante y del valor que le dé al mantenimiento de una identidad nacional que la existencia de la Unión Europea tiende a hacer más borrosa ,para todos los países.
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