Alerta roja zapatista en la selva de Chiapas
Marcos, con quien el Gobierno ha intercambiado cartas y entrevistas, ya no es un intelectual carismático dedicado a la defensa de los desfavorecidos. Ahora es un fugitivo. Y se llama Rafael Sebastián Guillén Vicente. El país ha asistido conmocionado a la insospechada ceremonia de desenmascaramiento que se produjo un día después del descubrimiento de tres arsenales en la Ciudad de México y en el Estado de Veracruz y de la detención de varios miembros del EZLN. El jueves por la noche, en televisión, los funcionarios del Gobierno arrancaron a Marcos su pasamontañas. Ahí estaba la foto, bastante antigua. Ojos grandes, barba recortada. Luego otra en la que aparece sonriente, más melenudo, posiblemente en Rusia. Era la baza que el Gobierno tenía guardada, quién sabe desde cuando. Además de Marcos, los otros buscados, calificados por el presidente Zedillo como vulgares delincuentes son Fernando Yáñez, alias Germán, y Silvia Fernández Hernández, alias Gabriela o Sofía. Un cuarto, Jorge Javier Elorriaga Berdegué, fue detenido ayer. En la mañana de ayer, nutridos corrillos se apiñaban en la Plaza de San Cristóbal alrededor de los limpiabotas, que son los que reciben los periódicos locales. Leían los titulares en silencio. "La decisión de Zedillo ha sido una gran medida", comentaba doña Maye, propietaria de una abigarrada tienda de ropa de San Cristóbal. "No podíamos seguir así. Han hundido la economía del Estado y, además, fíjese, Marcos ni siquiera era de aquí". La población noble de Chiapas tuvo ayer un despertar con el que había soñado desde hace meses. En el extremo opuesto los miembros de Conpaz, una organización humanitaria muy activa en este Estado, descubrían con desagrado que su local había sido allanado y registrado concienzudamente. "Ya ayer nos rodearon los militares", comentaba un médico. "No sé qué pretendían encontrar". Entre los integrantes de las organizaciones sociales que han apoyado abiertamente las reivindicaciones del EZLN existe ahora el temor a que se desencadene una caza de brujas. El brusco viraje de Zedillo en el conflicto de Chiapas ha provocado perplejidad. Un Ejército cansado de contenerse, unas inminentes elecciones en el Estado de Jalisco donde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lleva las de perder y una crisis financiera que ha dejado a México al descubierto ante la comunidad internacional pueden ser factores que han llevado al presidente a cortar por lo sano. La hipótesis de una intervención militar se llevaba manejando desde hace tiempo. De hecho, la desaparición de Marcos, que no ha sido visto en público desde el día 19 de diciembre, se asociaba en ambientes gubernamentales a un "viaje" para preparar "respuestas rápidas" en las principales ciudades del país ante una eventual actuación del Ejército. "Estábamos convencidos de que el diálogo iba a fructificar. Sólo quedaba que el Gobierno cumpliera con las promesas de desbloquear de una vez los conflictos poselectorales de Chiapas y Tabasco. Luego vino lo de ayer... Y ahora ya no sabe qué va a ocurrir", comenta un miembro de Conpaz. Mientras los noticiarios de televisión aplaudían la decisión de Zedillo y Auguraban toda clase de bonanzas en la economía del país en las próximas semanas, el obispado de San Cristóbal de las Casas, que encabeza Samuel Ruiz, el gobernador rebelde de Chiapas, Amado Avendaño, y los miembros de la Comisión Nacional de Intermediación se han llevado las manos a la cabeza. El paso dado por Zedillo, dicen, rompe con cualquier posibilidad de diálogo y abre la puerta al enfrentamiento directo. Al presidente, no obstante, su determinación le puede costar cara. Por lo pronto, el opositor Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunció ayer que con esta decisión "unilateral" Zedillo había echado por la borda el acuerdo político suscrito en enero por todos los grupos políticos para sentar las bases de la democratización del país. Por otro lado, nueve miembros de la Plataforma de Solidaridad con Chiapas ocuparon ayer durante más de ocho horas la Embajada de México en Madrid para protestar contra la interrupción unilateral de la tregua en Chiapas por parte del Gobierno mexicano y para exigir la retirada del Ejército. Advertencia de EE UU Otros 12 miembros de dicha plataforma se concentraron ante la referida representación diplomática sobre cuya fachada colocaron una pancarta con la inscripción "Fuera el Ejército de Chiapas", informa la agencia Efe. La coalición política Izquierda Unida (IU), por su parte, ha solicitado al Gobierno español que medie en el conflicto mexicano. EE UU envió ayer un mensaje de advertencia a México para que respete los derechos humanos en la campaña contra los rebeldes. "Seguimos pidiendo moderación, cumplimiento de los derechos humanos y plena observancia del procedimiento legal", señaló el Departamento de Estado, informa José Manuel Calvo desde Washington.
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