El Fondo Monetario exige más esfuerzos a Rusia para dar el crédito de 6.200 millones de dólares
La economía rusa atraviesa un momento crítico. La delegación que el Fondo Monetario Internacional (FMI) envió hace tres semanas a Moscú ha regresado a Washington sin un acuerdo para la concesión de un crédito de 6.200 millones de dólares (más de 800.000 millones de pesetas), vital para Rusia, que ya lo ha contabilizado en el presupuesto de este año. El director gerente del Fondo, Michel Carndessus, afirmó ayer en París que las propuestas del gobierno ruso son "insuficientes" para un acuerdo. En Moscú, sin embargojas cosas se ven con mayor optimismo.
Los técnicos del Fondo han regresado de su misión en Moscú con algún acercamiento, y poco más. "La misión del FMI en Moscú ha recibido respuestas valientes y adecuadas, pero insuficientes", señaló Camdessus en París. El director del Fondo, sin embargo, ha añadido que mantiene la esperanza de conseguir pronto un pacto. "Rusia necesita este acuerdo y el mundo necesita de una economía rusa sin problemas", ha concluido.Mientras, los, dirigentes . rusos trataron ayer de quitar importancia a las dificultades surgidas en las negociaciones con., el FMI para la concesión de un' crédito stand by (a corto plazo) por valor de 6.200 millones de dólares contabilizado ya de antemano en el presupuesto estatal para 1995. La delegación del FMI que negociaba este crédito abandonó el lunes Moscú, después de debatir durante tres semanas un programa para estabilizar el rublo y reducir la inflación.
Aleksandr Livshits, el ayudante económico del presidente Borís Yeltsin, manifestó a la agencia Itar-Tass que la partida de la delegación del FMI de la capital rusa es "temporal", estaba planeada y no tiene nada que ver con las discrepancias sobre la recuperación de la arruinada economía de la república secesionista de Chechenia. El Gobierno ruso, por su parte, aseguró en una nota de prensa que la política de reformas no se verá afectada por los acontecimientos de Chechenia.
Voluntad política
Según manifestó Livshits, lo único que queda por decidir a la dirección del FMI es si tiene la correspondiente voluntad política para conceder el crédito. Las negociaciones entre el Gobierno ruso y el FMI han lo grado "un importante progreso" y en el curso de las mismas se ha logrado un amplio entendimiento en campos como el presupuesto, temas monetarios, comercio, energía y privatización, según un comunicado conjunto del Gobierno y el FMI. Sin embargo, en algunos de estos temas quedan aún por resolver "aspectos claves", señala el comunicado. Y al parecer uno de ellos, es la oposición del FMI a la ley votada el pasado día 25 por la Duma que eleva el salario mínimo de cinco a 13 dólares por mes.
El FMI es particularmente cauteloso con Rusia, en vista de las muchas incertidumbres que pesan sobre la política económica de este país. Por su parte, los representantes rusos no se han avenido aún a aceptar los controles que el Fondo quiere establecer sobre el uso del crédito, en caso de que se conceda, señalaron en Moscú medios económicos occidentales.
El rigor impuesto por el FMI es percibido como una intromisión en la soberanía rusa por algunos- sectores cercanos al presidente Borís Yeltsin. Esta percepción tiene una gran importancia, por cuanto buena parte de las decisiones económicas relevantes en la transición hacia la economía de mercado se realiza hoy por medio de decretos presidenciales o disposiciones del Gobierno.
Entre los temas de fricción no resueltos está también la liberalización del comercio (le petróleo. A resultas de las presiones internacionales, desde principios de enero el Gobierno ruso ha abolido el sistema de licencias y contingentes que afectaba a la exportación de crudo. Sin embargo, aquellas regulaciones han sido sustituidas por un nuevo sistema de control (basado en el acceso a los oleoductos), que no ha satisfecho las expectativas internacionales. El diario I2Wstia ha denunciado recientemente, la fundación de una misteriosa sociedad anónima denominada Rostoplivo, que ha recibido autorización privilegiada para comerciar con productos petroleros, en beneficio del aparato burocrático dependiente del presidente de Rusia. Las exportaciones energéticas suponen más del 44% de los ingresos del comercio exterior de Rusia.
Otro de los problemas que se plantea en la transición ecónomica rusa son las arbitrariedades en el proceso de privatización. Por ejemplo, el gigante, petrolero Komineft ha procedido a efectuar nuevas emisiones de acciones sin informar de ello a sus inversores extranjeros. Irregularidades en el sistema de control de las listas de accionistas han provocado también un clima de inseguridad entre los potenciales inversores.
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