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Ocho países árabes exigen a Israel que firme el Tratado de No Proliferación Nuclear

Ocho países árabes (Egipto, Siria y las seis monarquías del golfo Pérsico) hicieron ayer una declaración conjunta en El Cairo en la que piden a Israel que firme el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y dicen que la paz árabe con ese país es incompatible con su arsenal atómico. Coincidiendo con este llamamiento, el movimiento radical Hamás reivindicó el asesinato en Gaza de un soldado israelí, acción que fue condenada por Yasir Arafat, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).

Los ministros de Exteriores de los citados países árabes, signatarios todos ellos de la Declaración de Damasco (pacto económico y político formalizado después de la guerra del Golfo), lanzaron su requerimiento a Israel después de dos días de reuniones en la capital, egipcia, y pidieron también que Israel se someta a las inspecciones de la Agencia Internacional de la Energía Atómica. "La paz global", dicen, "debe llevar consigo una seguridad igual y equilibrada' para todas las partes y el hecho de que Israel se mantenga fuera del paraguas del TNP es incompatible con la paz". Se calcula que el arsenal israelí consta de unas 200 cabezas nucleares.El representante de Siria, Faruk al Chare, advirtió que la posesión por parte de Israel de ese tipo de armamento crea las condiciones" para una carretera de armas atómicas en Oriente Próximo.

Israel por su parte mantiene que no se incorporará al TNP hasta que firme la paz con todos los países árabes, pero éstos quieren que lo haga como condición previa para renovar a su vez su participación en el tratado, que expira el próximo mes de mayo, y repecto del cual las potencias nucleares occidentales intentan, lograr una prórroga indefinida después de 25 años de vigencia.

Mientras, el movimiento radical Hamás mató ayer a un soldado, israelí en la franja de Gaza, lo que provocó una reacción furibunda de Arafat. El líder palestino acusó a la organización de tratar de socavar, el proceso de paz con Israel.

Arafat se encuentra sometido a una intensa presión por parte del Gobierno israelí para que acabe con los ataques de los radicales palestinos antes de avanzar en la autonomía de los territorios ocupados. Desde la firma del tratado de paz israelo-palestino en septiembre de 1993 han muerto 113 israelíes y 205 palestinos a causa de la violencia desatada.

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