Una fuente sin cauce en Caño Roto

Conviene repetir que esta joven cantante madrileña se mueve en la periferia del flamenco puro, allí donde ronda la promiscuidad con géneros o subgéneros musicales, hasta que llegue el día en que decir Aurora baste para definir a la poseedora de un estilo propio de interpretar la música.Es cierto que la joven gitana de Caño Roto, que empezó cantando cuando niña, corre un camino -como Parrita y Manzanita- muy alejado de los palos flamencos esenciales, sin dejar pese a ello de sonar flamenca e incluso muy flamenca. Tal fue el momento a mitad de su recital en que se arrancó por tanguillos con el tema de Morente, Debajo de las corrientes (el Super Flumina Babilonis de San Juan de la Cruz), siguió por un aire de fandangos y concluyó con una melodía moderna, y todo en un popurri armónico.

Aurora cantó por rumbas o baladas rítmicas de su discografía: Besos de caramelo, Misterios de la luna; Quiéreme, juntó a otros temas de los ya consagrados Ketama y del fallecido Ray Heredia.

Aurora ha ganado muchísimo en tablas. Llenaba casi siempre el escenario conectando fácilmente con el público y comunicando con su voz, que supo modular maravillosamente. La joven promesa de Caño Roto demostró que ha adelantado también en recursos rítmicos y en esos movimientos de baile que sabe esbozar de manera muy sensual. Por otro lado, suavizó en muchos grados la intensidad de un cierto melodramatismo del pasado que no le favorecía en demasía.

Diversas alturas

Ni el sonido ni el grupo, a excepción de las guitarras acústicas estuvieron realmente a la altura de la artista. La novedad y la heterogeneidad de los componentes de la banda, entre los que se encuentran músicos de distintas corrientes modernas no lograron encauzar adecuadamente el enorme caudal expresivo de Aurora. Esta nueva formación que acompañará a la cantante durante los próximos meses, no encaja todavía con sus demandas. Se notó la ausencia de sus músicos habituales, algunos de ellos miembros de Ketama.