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Londres investiga la muerte de la primera víctima de la defensa de los animales

Cuando todo hacía prever que el tiempo de las protestas violentas en defensa de causas más o menos utópicas había pasado, el movirniento de defensa de los animales en el Reino Unido acaba de dar pruebas de lo contrario. Tras cerca de un mes de manifestaciones diarias -y violentas- contra la exportación de animales vivos al Continente, en diferentes puertos del sur de Inglaterra, la protesta no sólo no remite, sino que se recrudece y cuenta ya con un mártir, Jill Phipps, una mujer de 31 años que murió aplastada el miércoles pasado, en Coventry, bajo las ruedas de un camión cargado de corderos con destino a mataderos franceses u holandeses. El viernes, mientras la familia de la fallecida era detenida en otra manifestación de protesta en el mismo aeropuerto donde Jill fue atropellada, el Gobierno abrió una investigación para esclarecer las circunstancias de su muerte.Ese mismo día, sin embargo, fracasaban los intentos del partido Laborista de introducir una nueva ley en la Cámara de los Comunes que prohiba de una vez por todas la exportación de animales vivos.

Jill Phipps, hija de una activista histórica en defensa de los animales, era a su vez, una veterana asistente a este tipo de protestas. Separada y con un hijo, la primera mártir del movimiento contra la exportación de animales, frecuentaba este tipo de protestas desde los once años de edad.

Ayer, más de mil manifestantes recorrieron Brightlingsea para pedir al ayuntamiento de Colchester, en Essex, que interrumpa sus contactos con una firma constructora, uno de cuyos dueños es responsable de que los corderos sean exportados a Bélgica. En Brightlingsea, un pequeño puerto del sureste de Inglaterra, 150 activistas fueron detenidos la noche del viernes en una jornada más de manifestaciones.

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