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Clinton admite sus errores y tiende una mano a la oposición al renunciar a algunas reformas

Antonio Caño

Con un mensaje centrista, más próximo a los lemas de su campaña electoral que a la acción de sus dos primeros años (le gobierno, Bill Clinton expresó, en su discurso sobre el estado de la Unión, su deseo de ser el presidente de todos los norteamericanos, tanto demócratas como republicanos. Clinton admitió que había cometido errores en la primera mitad de su gestión, se mostró dispuesto a renunciar a algunas de sus más ambiciosas reformas y abrió un camino de colaboración con la oposición conservadora en la misión de reducir el aparato del Estado.

Fue el discurso más largo -82 minutos- de su presidencia y, sin embargo, uno de los que menos novedades aportó. Con la excepción de una propuesta para aumentar el salario mínimo de los trabajadores, Bill Clinton, que fue el primer presidente demócrata desde Harry Truman que tuvo que dirigirse a un Congreso controlado por los republicanos, se limitó a defender leyes -como la de lucha contra el crimen y la prohibición de algunas armas de fuego- que ya fueron aprobadas por el anterior Congreso. "Estoy preparado para decir que he cometido errores, pero también estoy orgulloso de decir que nuestro país es hoy más fuerte que hace, dos años", dijo Clinton después de felicitar al nuevo presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, y a los demás republicanos que obtuvieron escaños en las elecciones de noviembre de 1994. "Ahora sé como debieron sentirse ustedes en 1992", dijo el presidente bromeando.Un ejemplo del nuevo mensaje de Clinton fue su referencia a la reforma sanitaria, que fue el tema estrella en su discurso del año anterior y que naufragó a su paso por el Capitolio. "Hace un año abarcamos más de lo que podíamos hacer. Trabajemos juntos, este año, paso a paso, para conseguir siquiera algo", declaró. Clinton no mencionó en ningún momento a su esposa Hillary, que dirigió el equipo que preparó la reforma sanitaria.

Las primeras encuestas reflejan una buena acogida del discurso presidencial entre el público. Según un sondeo de la cadena CBS, un 85% de los norteamericanos respaldó la intervención, y según otro de CNN y USA Today, un 83% considera que Clinton está ahora llevando al país en la dirección correcta.

Entre sus compañeros demócratas, el tercer discurso sobre el estado de la Unión, pronunciado en la noche del martes ante las dos Cámaras del Congreso, fue interpretado como una prueba de que Clinton ha recuperado la iniciativa política y el liderazgo del país.

La izquierda demócrata creyó la voluntad del presidente e defender la seguridad social, entras que la derecha de ese partido creyó ver a un Clinton recuperado- para el bando de la oderación. "Finalmente ha dado una identidad a su presidencia, ha vuelto a sus raíces. hora ha ofrecido al país, no lo un conjunto de programas Gobierno, sino una visión", declaró Al Fron, presidente del Consejo del Liderazgo Demócrata, la organización que representa al centro de ese parido.

Entre los congresistas republicanos, el presidente Clinton sonó también, con pequeñas excepciones, mejor que en otras ocasiones. Christine Todd Whitman, la gobernadora del estado de Nueva Jersey, que pronunció el discurso de repuesta por parte de la oposición, dijo que las ideas expuestas por el presidente le habían recordado "bastante a las republicanas".

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"Damos por bienvenida la oferta que hizo el presidente a colaborar en nuestro mandato para conducir un Gobierno con menos gasto, menos impuestos y más libertad", declaró el líder de la mayoría republicana en el Senado, Robert Dole.

"Nuevo consenso"

Estos fueron los momentos más destacados del discurso de Bill Clinton: Llamamiento a la responsabilidad individual y recuperación de su viejo lema del nuevo consenso": "Tenemos que formar un nuevo compromiso social para hacer frente a los desafíos de nuestro tiempo... avanzando hombro con hombro".

- Trabajar con los republicanos para reducir el déficit, pero protegiendo la educación, a los veteranos de guerra, la Seguridad Social y las ayudas a la tercera edad".

- Reforma moderada de la beneficencia social: "Quiero trabajar con ustedes para aprobar esa reforma, pero nuestro objetivo tiene que ser levantar a nuestro pueblo, no castigarle por el pecado de ser pobre". - Fortalecer el control de la migración ilegal, pero sin acudir a medidas extremas como as de privar de servicios públicos a esas personas. La política exterior apenas ocupó unos pocos minutos de la intervención de Clinton, que dedicó ese tiempo especialmente a defendeí su plan de 40.000 millones de dólares (5,3 billones de pesetas) de ayuda a México para superar la crisis que afecta ese país. "Espero que lo aprueben rápidamente porque se es nuestro interés y así debemos explicárselo a los ciudadalos", declaró el presidente.

El presidente deja la inciativa política a los republicanos

Es difícil llevar la cuenta de versión de Clinton es la que vimos en la noche del martes Un nuevo Clinton? ¿Una resurección del viejo Clinton ¿Una combinación de los dos Clinton? Quién sabe. Lo que si rece perfilarse con el último discurso sobre el estado de la unión es un escenario político Estados Unidos caracteriza por dos elementos novedosos:Un presidente que a veces recordó a Frangois Mitterrand en su propósito de reinar más que gobernar.

-Un primer ministro de acto, el presidente de la Cámaa de JIepresentantes, Newt Gingrich, que cargará con el ,eso, mayor en. la labor de impulsar leyes. y gobernar el día a día.

Las elecciones legislativas el 8 de noviembre pasado demostraron que la iniciativa politica había pasado al lado republicano. El presidente Clinton se mostró ayer como si hubiese aceptado ese hecho y prefiriese ahora asumir un papel de guía de la nación, de guardián de los grandes valores. Habló expresamente de su misión por encima del debate entre los partidos y mencionó frases -"No podemos pedir a los norteamericanos que sean mejores ciudadanos si nosotros no somos mejores servidores" que parecían aludir a esas nuevas misiones.

Bill Clinton dejó a un lado sus grandes programas de ingeniería social y dijo que se conformará con pequeños resultados obtenidos por medio de la negociación y el consenso. Explicó que su nueva actitud será la de dejar hacer al Congreso, controlado por los republicanos, mientras que él se reservará el papel moderador de las reformas. Será, árbitro más que contendiente.

Ánimó a los congresistas a avanzar en la reforma sanitaria, de la beneficencia pública, la educación, el recorte del gasto y del déficit público, la reducción de impuestos. Clinton no expresó grandes ideas sobre ninguno de esos temas, pero advirtió que permanecerá vigilante para que cada una de esas reformas cumpla con el propósito, de mejorar la vida de los norteamericanos. En definitiva, sugirió que los republicanos hagan el gasto.

La operación es arriesgada porque, dentro de dos años, los que hagan el gasto pueden también obtener los correspondientes beneficios electorales. Pero Bill Clinton no tiene, probablemente, muchas otras opciones donde escoger.

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