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Los chechenos siguen combatiendo con armas pesadas en su frontera occidental

Las tropas rusas y los milicianos chechenos mantenían ayer intensos combates con armamento pesado en el pueblo de Asinóvskaia, en la parte occidental de Chechenia lindante con Ingushetia, según informó la agencia Interfan citando a un funcionario de esta república. El general Dzhojar Dudáiev está en Grozni, donde se reunió con sus hombres, manifestó MovIadi Udúgov, el jefe del Servicio de información checheno a la agencia Itar-Tass. Udúgov aseguró que él mismo había visto a Dudáiev y que el viernes el líder checheno había despachado con sus jefes militares en un búnker situado a 500 metros del palacio presidencial. Grozni estuvo tranquilo por la mañana -la gente salió de sus refugios por primera vez en muchos días- pero por la tarde los tiroteos se recrudecieron.Udúgov dijo que las unidades chechenas impidieron en Asinóvskaia el paso de las tropas rusas a la carretera Rostov-Bakú y, tras cinco horas de combate, los rusos retrocedieron varios kilómetros. El Ministerio de Defensa, de Rusia dijo carecer de datos sobre las refriegas en Asinóvskaia.

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Ahora que los rusos controlan toda la parte de Grozni que se encuentra al norte del río Subzha -incluido lo que aún queda del palacio presidencial-, Moscú se ve ante un. nuevo dilema: ¿qué hacer para que la gente se crea que se ha conseguido el objetivo propuesto y se ha vencido?

Lo más probable es que los rusos continúen sus operaciones hasta conquistar todo Grozni, pero después deberán decidir si prosiguen avanzando o si dejan a los chechenos más o menos tranquilos, aunque sólo sea temporalmente, en la zona sur.

El paraíso musulmán

La primera variante -seguir avanzando hacia el interior de la república- entraña grandes riesgos para el Kremlin. A juzgar por lo ocurrido en Grozni, cada, aldea y cada ciudad al sur de la capital resistirá enconadamente. En todos los pueblos hay combatientes decididos a morir con las armas en la mano defendiendo su libertad y su dignidad. Su moral es alta, porque están convencidos de que su propia muerte es ya un triunfo que les abrirá las puertas del paraíso musulmán. Esto significa que las bajas de los rusos serán altas y que se verán obligados, como lo han venido haciendo metódicamente en Grozni, a bombardear las localidades que desean tomar, con las consiguientes muertes entre la población civil y las protestas de la comunidad internacional por los bárbaros métodos aplicados.

Hay indicios de que el Kremlin, por lo menos hasta el verano, pueda optar por detenerse en Grozni. Hace: ya más de un mes que los órganos de seguridad rusos informaron que el presidente checheno desea dividir a la república entre la Chechenia Pequeña -Grozni y los valles del norte- y la Grande, al sur de Grozni, que abarcaría las localidades montañosas.

A favor de ello también habla la voladura del puente sobre el río Aksái, en la frontera entre Daguestán y Chechenia, con lo que dejan a la parte sur de la república secesionista muy aislada, impidiendo así un flujo fácil de ayuda a los rebeldes. A través de la frontera con Georgia, los chechenos no pueden recibir armas ni otro tipo de ayuda por lo menos hasta el verano, ya que todos los pasos de montaña son intransitables en invierno. Además, el sur de Chechenia no tiene importancia económica para Rusia, ya que carece de petróleo.

Estos argumentos seguramente se impondrían en cualquier otro país, pero Rusia ha demostrado que no se guía por la lógica y que a, menudo opta por la locura. La misma entrada en Chechenia, que desaconsejaban la mayoría de los analistas advirtiendo que no. sería una guerra relámpago, como aventuró el ministro de Defensa, Pável Grachov, es la última prueba de esta huida hacia adelante. No está excluido, pues, que la paranoia se imponga de nuevo y la sangre siga derramándose en Chechenia.

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