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Los chechenos aceptan un alto el fuego que Moscú quiere elevar a capitulación

Pilar Bonet

El jefe del Gobierno de Rusia, Víktor Chernomirdin, y dos funcionarios chechenos allegados al general Dzhojar Dudáiev, especialmente desplazados a Moscú para negociar con el Krem1in, concluyeron ayer su primer contacto mutuo -y el primero a ese nivel desde mucho antes de la guerra- con un resultado confuso, que interpretaban de distinto modo ambas partes. Los primeros parecen esperar una capitulación del independentista Dudáiev, una disolución de sus unidades y una entrega de las armas, y los segundos, un alto el fuego.

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Las declaraciones hechas por los representantes chechenos y por los portavoces gubernamentales tras la reunión de ayer en Moscú no permiten pronosticar el futuro desarrollo de los acontecimientos. El Fiscal de Chechenia, Usmán Imáiev, y el ministro de Economía, Taimáz Abubakárov, interpretaban el acuerdo como un alto el fuego a partir de la noche de hoy. Ese alto el fuego supondría 1a base para elaborar el mecanismo de regulación del conflicto", según manifestaron los funcionarios.Por su parte, Chernomirdin, dijo que las conversaciones con Dudáiev o con sus lugartenientes sólo pueden tratar sobre la interrupción del derramamiento de sangre, así como sobre el procedimiento para entregar las armas o destruirlas, y la disolución de las formaciones armadas ilegales. El servicio de prensa del presidente manifestó que el jefe del Gabinete había mantenido el encuentro por orden de Borís Yeltsin. Dudáiev "tiene la última oportunidad para mostrar que desea acabar con el derramamiento de sangre y demostrar su capacidad real de dirigir la situación". Para ello, señalaba el comunicado del servicio de prensa del Gobierno, "es necesario poner fin a las insensatas acciones militares, destruir las armas pesadas y comenzar a entregar las armas ligeras". El comunicado especifica que Chernomirdin no había prometido ni un encuentro personal con Dudáiev ni garantías para su futuro político.

Los rusos no han logrado tomar aún el centro de Grozni, aunque hace varios días se jactaban de haber llevado la bandera que tienen intención de hacer ondear en el palacio presidencial cuando lo conquisten. Los soldados se encuentran con una fiera resistencia y ayer mismo los chechenos daban cuenta de cómo habían obligado a los rusos a desalojar posiciones conquistadas en días anteriores.

Mientras tanto, en una iniciativa para recuperar su perdida influencia sobre el Kremlin, varios dirigentes de las 21 repúblicas de la Federación Rusa planean reunirse hoy en algún lugar secreto de Moscú para tratar sobre la organización federal del Estado y para debatir también sobre el problema de Chechenia, según manifestó a esta corresponsal Nikolái Fiódorov, presidente de la república de Chuvasia (situada en el Volga) y ex ministro de Justicia de Rusia. Fiódorov es uno de los líderes regionales que están irritando al Kremlin con sus iniciativas para reactivar el protagonismo regional, perdido en el otoño de 1993.La reunión de hoy, que deberá celebrarse a puerta cerrada, tiene un carácter casi clandestino y, según Fiódorov, el Kremlin había "reaccionado muy negativamente" ante ella y trataba ayer de evitarla "amenazando a unos y tratando de comprar a otros" con audiencias individuales.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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