Insumisos

Me conmueven hasta el tuétano los argumentos del ministro de las armas para tratar de ridiculizar el movimiento de la insumisión. ¿Extravagante? Puede ser, si ello significa oponerse al atropello estatal elevado al rango de normalidad: pero la disensión nunca ha sido bien vista, ni con aquel dios que vestía de negro ni con éste que viste de caqui. ¿Insolidario? No puedo comprender un concepto de solidaridad que sólo afecta al 50% de la población española, cuando se supone que esa palabra-fetiche llama a los individuos a apiñarse gregariamente en una tropa indistinta. Por el contrario, cientos de insumisos se pudren en el trullo, a despecho de la indiferencia colectiva y las proclamas castrenses del inquisidor de conciencias que siempre se oculta tras ese que dice que nos defiende: a ellos dirijo mi recuerdo y toda mi solidaridad dañada.-