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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ante las declaraciones

formuladas por Germán Lopezarias, autor del libro Alcaldes de Madrid, en su periódico acerca de Rafael Henche de la Plata (y no "de la Plaza", como el señor Lopezarías le llama), y como nieto del aludido, me gustaría manifestar lo siguiente:Rafael Henche, militante socialista y último alcalde republicano de Madrid, ocupó la alcaldía en el momento crítico del asedio de la capital por el Ejército de Franco y la huida del Gobierno republicano a Valencia y estuvo al frente del Ayuntamiento hasta la entrada de las tropas franquistas en la ciudad en 1939, meses difíciles en los que sólo gentes con un concepto claro de la lealtad a sus ideas y a su sentido del deber fueron capaces de asumir responsabilidades. No era la primera vez, durante la huelga de 1917 y la revolución de 1934, Rafael Henche participó de forma relevante, permaneciendo en prisión entro 1934 y 1936. Dice el señor Lopezarias que Henche "tenía que haber entregado la ciudad al terminar la guerra y lo que hizo fue huir". Debo recordar que en abril de 1939 no sé produjo una caballerosa y civilizada entrega del poder de unas manos a otras. Debo recordar que haber ocupado cargos políticos en la República su ponía un delito para el vencedor, y como tal se castigaba con pe nas de prisión y muerte. El espíritu cortés de una rendición de Breda en el Madrid de 1939, de una pacífica entrega de, llaves, se riñe con los miles de fusilados y represaliados republicanos en los meses posteriores a la derrota.

Por lo demás, mi, abuelo disolvió el Ayuntamiento con las tropas enemigas prácticamente entrando en la capital, se dirigió a Valencia y luego a Alicante, donde miles de refugiados esperaban en sus puertos la posibilidad de una escapatoria a tiempo, por su rango político podría haberle sido fácil encontrar plaza en los escasos barcos que allí se encontraban para evacuar a los perseguidos, se negó a hacer uso de ello mientras no hubiera la misma posibilidad para todos. Fue detenido en Alicante, conde nado a muerte en Madrid, por presiones diplomáticas no se ejecutó la pena.

Permaneció internado en el penal santanderino de El Dueso hasta el año 1945. Murió en 1961, hasta el "último momento, como Besteiro, de acuerdo con sus ideales".

Espero que el señor Lopezarías haya estudiado la figura del resto de los alcaldes de Madrid con más rigor que la de Rafael Henche, de no ser así, lo único «especialmente, desastroso" en esta historia sería su libro.-

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