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Grachov dice que la guerra en Chechenia será larga

Pilar Bonet

Las tropas rusas que combaten en Chechenia han comenzado a recibir masivos refuerzos de élite para proseguir la contienda, que, según el ministro de Defensa, Pável Graov, será "larga y por muchos años". En unas declaraciones al diario del Ejército Estrella Roja, Grachov dijo que nunca había prometido "una guerra relámpago" aunque el 28 de noviembre pasado, tras el primer intento fallido de tomar Grozni, había asegurado por televisión que le bastaban dos horas y un regimiento para someter a Chechenia. Se calcula que la guerra ya ha causado entre 10.000 y 18.000 víctimas civiles.

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En Moscú, los dirigentes rusos trataban de evadirse de las responsabilidades por las chapuzas sangrientas que jalonan la guerra y que, según los observadores políticos, obligarán en el mejor de los casos al presidente Borís Yeltsin a librarse de alguno de sus colaboradores para acallar la indignación popular. El viceprimer ministro Oleg Soskovets, responsable del complejo militar-industrial, aseguró ayer que no había tenido nada que ver con el intento fallido de tomar Grozni en la noche de fin de año, según la agencia Interfax.Sobre el terreno de las operaciones bélicas, los mandos militares habían planeado para ayer el reagrupamiento y el relevo de las tropas en posiciones de vanguardia así como la preparación de las unidades para "acciones de larga duración", según el servicio de prensa gubernamental. A no ser que la guerra se extienda a otras zonas del Cáucaso, la idea de una "guerra prolongada", que sugieren las declaraciones de Grachov y el comunicado gubernamental, resulta chocante, dada la creciente disparidad de efectivos entre los rusos, numerosos, bien equipados y frescos, y los combatientes chechenos, diezmados y con escaso, armamento.

Entre los efectivos recibidos por las tropas rusas está un contingente de la división de élite Dzherzhinski, emplazada habitualmente en las cercanías de Moscú, y también contingentes de infantería de marina de las flotas del Pacífico, el Báltico y la del Norte. Las informaciones aisladas que llegan de distintos puntos de la geografía rusa indican que existe posiblemente una orden que obliga a todos los distritos militares a enviar unidades a Chechenia y reparte entre ellos el peso de la acción.

En un texto difundido en la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso), el Defensor del Pueblo, Serguéi Kovaliov, advirtió ayer de la posibilidad de una "tragedia" en Sleptsovskaia (república de Ingushetia), donde los participantes en un mitin tenían intención de bloquear con piquetes el paso por Ingushetia de, columnas militares hacia Grozni. Kovaliov no excluyó que haya sectores interesados en la extensión de la guerra a Ingushetia y pidió al Gobierno que de orden "inmediata, clara, sin ambigüedades y por escrito para -"excluir el uso de las armas contra la población civil de Ingushetia".

La propuesta de separar él Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia del Ministerio de Defensa para ponerlo bajo el control directo de Yeltsin, en su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ha provocado reacciones diversas entre los militares, aunque el Ministerio de Defensa, tal como era previsible, reaccionó en contra, considerándola "poco realista", según la agencia Interfax, que citaba fuentes no identificadas de dicho departamento. La idea, que había sido propuesta al presidente por los jefes de las dos cámaras parlamentarias y el jefe del Gobierno, fue acogida positivamente por el general VIadimir Semionov, jefe de la, Infantería de Rusia, y por el jefe de la comisión de Defensa de la Durna Estatal, Serguéi Yushenkov, que dijo ver en ella una forma de avanzar hacia la dirección civil del Ejército y "de ponerlo a salvo de las órdenes imbéciles".

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Oficialmente, las víctimas del Ministerio de Defensa y del Interior en Chechenia a fecha del 11 de enero sumaban 394 muertos y más de mil heridos, según fue revelado ayer por Pável Shtein, vicepresidente del Comité de Asuntos Federales y Política Regional en unas sesiones parlamentarias en el Consejo de la Federación. Aunque no hay datos oficiales sobre la cantidad de víctimas civiles, se calcula que éstas oscilan entre 10. 000 y 18. 000 personas.

El día anterior, el líder checheno, Dzhojar Dudáiev, había calculado que 18.000 civiles habían muerto a resultas de los bombardeos: dos soldados rusos, prisioneros en Chechenia, informaron a la emisora El Eco de Moscú que durante tres días de combate tuvieron entre 260 y 270 bajas, entre muertos y heridos, tras lo cual se produjo un motín y los soldados se negaron a combatir. Los prisioneros manifestaron, según la emisora, que detrás de las fuerzas regulares del Ejército hay unidades especiales que disparan a la espalda de los reclutas si estos intentan huir o entregarse. Aseguraron también tener orden de matar a mujeres y niños y haberse visto obligados al saqueo después de pasar tres días sin comer.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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