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El ex vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez abandona el sandinismo

El escritor y ex vicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez renunció ayer a su militancia en el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el movimiento revolucionario que derribó en 1979 a la dictadura somocista. La causa de la ruptura fue la profundización de las contradicciones políticas, pero ha estado precipitada por las acusaciones injuriosas contra su familia lanzadas por miembros de la línea dura del sandinismo desde una emisora de radio."Renuncio de manera pública e irrevocable a pertenecer al FSLN. El Frente Sandinista al que yo me incorporé hace 20 años ya no existe", manifestó Ramírez en conferencia de prensa. El ex vicepresidente culpó a las "autoridades oficiales" sandinistas de la campaña de desprestigio. "Corno no han podido destruirme y doblegarme, ahora se meten con lo más sagrado que tengo, que es mi familia".

La salida de Ramírez estuvo precedida por la dimisión a la dirección nacional de la jefa del. grupo parlamentario, Dora María Téllez, y la renuncia el lunes a su militancia de los diputados María Ramírez, hija del intelectual Raúl Venerio, y Fernando Silva. La crisis, matizada por cuestiones de carácter "ético y moral", desencadenó la pérdida de voces autorizadas en el Congreso Nacional y evidenció, según Téllez, la "profunda descomposición" de un segmento de líderes del sandinismo. "Me duele esta renuncia pero ya era inevitable", dijo Ramírez, quien enfatizó que "este Frente Sandinista se acabó, ya no ofrece nada al pueblo".

El otrora gobernante Frente Sandinista (1979-1990) ha asistido a la paulatina pérdida en sus filas de prominentes representantes de la intelectualidad, uno de los principales bastiones en la década pasada, que en choque con la corriente ortodoxa que controla los órganos de dirección partidaria ha decidido separarse del sector "oficial" del FSLN.

Abandonos

Ya con anterioridad, el ex ministro de Cultura y poeta Ernesto Cardenal, la poetisa Gioconda Beli y el intelectual Carlos Tunnerman habían abandonado el partido sandinista por discrepar con el rumbo político que ha marcado la actual dirección del Frente Sandinista, encabezado por su secretario general, el expresidente Daniel Ortega.

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El dedo acusador señala a los líderes sandinistas radicales como responsables de una campaña de calumnias para desprestigiar a sus representantes ante la Asamblea Nacional que defienden un proyecto de reformas a la Constitución política que cierran una transformación del sistema, prohíbela reelección presidencial e impide a los parientes del gobernante, de turno presentar su candidatura a la jefatura del Estado.

"Yo no estoy más en una dirección nacional donde se organizan campañas difamatorias de todo tipo. No puedo estar sentada con gente carente de ética" apuntó Téllez. La derrota electoral del candidato del FSLN, el entonces gobernante Daniel Ortega, en febrero de 1990, fue el detonante del cisma, pero fue en el congreso extraordinario de mayo de 1994 cuando la crisis cobró su mayor expresión al experimentar una división entre renovadores y radicales.

Este período estuvo plagado de acusaciones mutuas y represalias políticas. Ramírez fue purgado, primero, del órgano de dirección partidaria y luego de su escaño como diputado suplente.

El ahora dimisionario era promotor de una renovación que incluía la renuncia pública a los métodos violentos para imponer reivindicaciones económico-sociales. Ése iba a ser uno de los compromisos del partido para recuperar la confianza de sus electores con vistas a las elecciones de 1996.

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