"Los chechenos nunca nos rendiremos"
Los rebeldes se preparan para una guerra de guerrillas, contra Moscú
El gemido de los motores de un avión cruza el nublado cielo de Grozni obligando a los transeúntes a esconderse en los edificios por temor a un nuevo ataque aéreo ruso. Pero esta vez lo que cae del cielo no son bombas o misiles, sino docenas de pequeños panfletos. En una de sus caras figura la garantía del mando militar ruso de que se dará un trato humano a todo aquel, combatiente checheno que decida rendirse y entregar las armas. En la otra, las instrucciones sobre cómo hacerlo. En ellas se lee: "Uno, quita el cargador a tu arma. Dos, cuélgate el arma boca abajo en el hombro izquierdo. Tres, pon una mano en la cabeza y acércate lentamente a la posición de las tropas. Cuatro, levanta un pedazo de tela blanca, un pañuelo o este panfleto".Pero en el puesto de la milicia chechena donde cayeron los panfletos la semana pasada nadie aceptó la oferta rusa. Numerosos hombres armados -oficiales de policía de profesión, pero luchadores por la independencia de Chechenia por convicción- se pasaron unos a otros el panfleto con creciente regocijo. "Está bien que los arrojen porque no tenemos suficiente papel para quemar", dijo el comandante del puesto, Khusein Visingiryv. "Alguna gente está vendiendo esos panfletos por 100 rublos [poco más de 40 pesetas] como recuerdo. Otros están repartiéndolos como regalos de Año Nuevo", anadió. Otro oficial, Apti Alimkhanov, leyó el panfleto y dio un bufido indignado: "¿Puede ser que piensen que los chechenos somos tan estúpidos que vamos a darles la bienvenida con estos papeles? Les recibiremos con algo más. Los chechenos nunca nos rendiremos".
El humor que se respiraba en el, puesto ilustra bastante bien el dilema que encaran los líderes políticos y militares rusos en su campaña. para acabar con la independencia chechena por la fuerza, operación que entró el domingo pasado en su quinta semana. Sorprendidos y avergonzados por la resistencia chechena, el presidente Borís Yeltsin y el pequeño grupo de consejeros que planearon la invasión de esta república parecen haber concluido que no pueden afrontar una retirada. Pero incluso si las fuerzas de Moscú se abren camino hacia el centro de Grozni, ayudados por el feroz bombardeo aéreo y artillero que ha destruido la ciudad, se encontrarán con un adversario que los odia y que no da ninguna muestra de someterse.
Los rebeldes chechenos afirman que están preparados para combatir a los rusos durante meses o años. Si los rusos toman Grozni -algo que es probable, lo cual no significa seguro-, los chechenos dicen que se retirarán a las montañas del sur, dejándole a su enemigo el control de nada más que una ciudad en ruinas, vulnerable a los ataques de la guerrilla.
"Mira qué clase de armas tenemos", dice el checheno Ruslán Satabayev, sacando una granada de mano del bolsillo de su cazadora. "Ellos tienen las armas más modernas del mundo y aún no han sido capaces de tomar la ciudad. Tendrán problemas mientras metan sus narices aquí".
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