Política y gestión

EL RECALENTAMIENTO político ha desplazado a segundo plano la economía, pese a que todo lo relacionado con ella sigue ocupando el primer lugar en las preocupaciones de los ciudadanos. Tal vez por ello existe la tendencia a justificar las decisiones y propuestas más directamente políticas con argumentos económicos. Así, desde el Gobierno se dice que interrumpir la legislatura con unas elecciones- anticipadas, seguidas de un tal vez largo proceso de negociación para conformar una mayoría alternativa, tendría un efecto negativo, de distracción, sobre el proceso de recuperación económica. Pero desde la oposición se replica que no podrá existir verdadera recuperación mientras no se eliminen las incertidumbres políticas, y que éstas serán inevitables mientras se mantenga un Gobierno sacudido por los escándalos.Entretanto, la economía se recupera algo más rápidamente de lo previsto, aunque todavía a ritmo más lento que en los principales países de la UE. En el conjunto del último año, el PIB habrá crecido en torno al 2%, pero ya en el tercer trimestre el crecimiento respecto al mismo periodo del año anterior fue del 2,3%, lo que permite augurar magnitudes cercanas al 3% en 1995: el umbral mínimo para crear los empleos necesarios para comenzar a reducir el paro.

El mayor rigor presupuestario demostrado a lo largo de 1994 es el principal aval del equipo de Solbes con vistas a 1995 año en el que las diversas rebajas en la recaudación directa se deberán compensar con aumentos de la imposición indirecta. El año se inicia así con aumentos en los precios de la gasolina, el tabaco, las bebidas, el correo, y la electricidad, entre otros. Ello, unido a la subida de un punto en el IVA, producirá un rebrote de la inflación en el primer trimestre, aunque es de esperar que su efecto. se vaya diluyendo luego. En cualquier caso; son subidas, con excepción del tabaco, que no superan el incremento del índice general de precios a lo largo de 1994. Concretamente, la subida de la electricidad es la menor de los últimos 20 años: un 3% para el consumo doméstico y algo más del 1% para el consumo industrial. por lo que su incidencia inflacionista debe ser moderada.

Las exportaciones crecieron el 16% en 1994 y, aunque tiende a diluirse el efecto de las devaluaciones de1993, el sector exterior tendrá que ser todavía este año el sucedáneo de un consumo interno bastante débil. La mayor renta disponible a consecuencia de la adecuación de las tarifas del IRPF y de la reducción de las cotizaciones sociales con cargo al trabajador, así como la descongelación de los salarios de los funcionarios, podrá tener algún efecto en el gasto familiar, pero seguramente el factor psicológico de inseguridad laboral derivado de la precarización del empleo, seguirá lastrando el consumo privado. Éste apenas ha aumentado respecto a 1993 (el 1,1% en el tercer trimestre).

Una de las novedades del panorama económico es la autonomía del Banco de España, factor cuya lógica es la de favorecer la estabilidad de los precios. Junto a ello, parece haberles llegado la hora a las tantas veces prometidas como aplazadas reformas estructurales destinadas a introducir el factor de la competencia en algunos sectores protegidos que vienen encareciendo más que proporcionalmente ciertos bienes y servicios. Es el caso de la nueva Ley del Suelo, destinada a poner a disposición de los constructores más terreno edificable a fin de abaratar un factor del que depende hasta el 40% del precio total de las viviendas. Pero también de las reformas de la Ley del Seguro y de la de Colegios Profesionales, destinadas al mismo fin por la vía de permitir una reducción de las tarifas de arquitectos, abogados y otros profesionales.

En resignen, que si bien no son problemas los que faltan a la economía española, la política aplicada parece estar respondiendo al rigor anunciado en relación a los presupuestos y a la estabilidad de los precios, condición para una recuperación sostenida que permita, a medio- plazo, reducir el paro. Con lo cual España se aproximaría a algunos otros países del continente en la compatibilidad entre la recuperación, económica y la desafección máxima a los gobernantes; como si éstos se esforzasen más en tina buena gestión cuando se sienten menos seguros de conservar el puesto.