La guerrilla de Chiapas desenmascaró parte de los sueños en que vivía México
Los zapatistas celebran sin tiros el aniversario de su revuelta
El reloj de la catedral de San Cristóbal de las Casas *comenzó a dar las 12 campanadas mientras dos cohetes lanzados por la muchachada anunciaba la entrada del nuevo año. 1994, uno de los años más horribles de la historia de México, "moría de un tumor canceroso" como había dicho el obispo Samuel Ruiz en la homilía de San Silvestre. Allá en la selva, en Aguascalientes, la insurgencia zapatista celebraba con júbilo su primer año de hostilidades, pero con una excepcionalidad: desde el pasado 12 de enero sus fusiles han estado callados.
Chiapas fue el motor que ha ido cambiando a México a lo largo del año que se fue. Los periódicos del 31 de diciembre animaban en su editoriales con algo insólito hasta hora en el país: llevar a los tribunales al ex presidente Carlos Salinas de Gortari por haber engañado a los mexicanos augurándoles el mejor momento económico cuando la verdad era todo lo contrario.La crisis monetaria con el peso devaluado en un 60%, de lata y señala con el dedo al mandatario saliente. Pero la acusación más fuerte está relacionada con su futuro personal. Ahora se dice, que Salinas de Gortari ocultó premeditada mente el cáncer económico de su país para no perjudicar sus aspiraciones a ocupar la dirección de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
México empezó 1994 como lo terminó: destruyendo, mitos. Hace justamente un año, la pomposidad de la entrada en el primer inundo a través del Tratado de Libre Comercio (TLU) cayó en sólo unas horas al descubrirse que un grupo de indios enmascarados y liderados por un criollo que se hace llamar Marcos habían tomado cinco cabeceras municipales en Chiapas para revelar que en esa zona del país mueren por enfermedades curables en cualquier hospital o por desnutrición 12.000 personas cada año, las mismas que en la guerra de El Salvador durante sus diez años de existencia.Ahora el país no es que inicie el año pobre y ajustándose el cinturón, tal como lo anuncio días pasados el nuevo presidente Ernesto Zedillo al tener que salir al paso de la devaluación monetaria. México, pese al mito económico salinista que lo convirtió a los ojos del mundo, en modelo y ejemplo, a seguir, incluso en el alumno más disciplínado y aventajado del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, arrastra histéricamente,40 millones de pobres, la mitad de su población; una abismal discriminación racial entre el criollo o el mestizo frente al indio, y lo peor dé todo: un orgullo institucional, a veces prepotente, entre su clase dirigente, lo que la ciega ante la realidad del país. El año que acaba ha destruido mucho de estas tres endémicas enfermedades.
Desde la noche del 30 de diciembre, hay una tregua que expira el 6 de enero. No habrá ni ataques ni bloqueos de carreteras por parte de la guerrilla. Tampoco movimientos de tropas del Ejército mexicano. Gobierno y zapatistas parecen dispuestos a iniciar el año dialogando.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.