Enfrentamientos entre palestinos y colonos judíos en Belén

Manifestantes palestinos, colonos judíos y policías israelíes chocaron ayer en la localidad de Al-Jader, cerca de Belén, en lo que se perfila como el inicio de una nueva batalla para detener la expansión de asentamientos hebreos en la Cisjordania ocupada que pone en peligro el futuro del plan de paz firmado hace 15 meses en Washington.Entre los cinco heridos leves del brote de violencia al sur de Belén está Saeb Erakat, ministro del Gabinete de Yasir Arafat, que fue golpeado por soldados israelíes cuando trató de impedir que colonos judíos arrancaran olivos en tierras que los palestinos reclaman como suyas, pero que los residentes de la colonia de Efrat demandan.

"El Gobierno israelí tiene que elegir entre la paz y la continuación de los asentamientos judíos. No puede esperar obtener las dos cosas. Cada día Israel confisca más tierras palestinas. Hay que parar a los colonos. El proceso de paz está perdiendo credibilidad entre los palestinos", declaró Erakat poco después del ataque que lo dejó magullado y embarrado, pero elocuente como siempre. "Esto puede convertirse en el cementerio del proceso de paz", señaló.

Erakat se había sumado a los aldeanos de Al-Jader que intentaron bloquear a un grupo de colonos para tratar de impedir la expansión de la colonia de Efrat, una comunidad de 850 familias judías poblada principalmente por colonos norteamericanos. Docenas de policías rodearon y arremetieron a culatazos contra los palestinos.

Un portavoz de la policía justificó la intervención de sus agentes diciendo que la intención de la autoridad de ocupación era prevenir la violencia entre civiles. Pero desde Gaza el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasir Arafat, acusó a la policía de actuar en complicidad con los colonos. "Este tipo de actitudes sólo conseguirá acrecentar la brecha entre nuestros pueblos", dijo.

El Gobierno israelí decretó ayer la paralización de la construcción de los nuevos asentamientos, al aplicar la legislación de 1992 dictada por el Gabinete laborista al asumir el poder.