En ruso y sin acento

Lo más impresionante de las imágenes de horror de Grozni , que llegan a los telespectadores rusos a través del Canal de la Televisión Independiente (amenazado con la cancelación de la licencia de emisión por el viceprimer ministro ruso Oleg Soskovets), no son los cuerpos mutilados. Tampoco son los tizones humanos, carbonizados, aún sentados al volante de sus automóviles; ni las extremidades que asoman bajo una pila de ruinas. Nada de todo eso puede compararse a algo tan simple como el acento -o mejor dicho, la ausencia de acento- con que gritan desesperadas en ruso las víctimas de las bombas, los cohetes y la artillería de Rusia.Una mujer con el rostro ensangrentado y algo parecido a un niño en el regazo sobre un fondo de nieve blanca era escalofriante, pero cuando esa mujer gritó "¡Pomaguite mie!" ("¡Ayúdenme!") en un idioma ruso pronunciado con perfección, la imagen cobró toda la dimensión fratricida de esta guerra.
Y los portavoces oficiales, que insisten en los objetivos militares de la operación y la preocupación por los civiles, se revelaron en toda su hipocresía. "No sé a quién dirigirme, pero llevo 36 horas muerta de frío en un sótano, donde no distinguimos quiénes son chechenos y quiénes son rusos", decía una mujer rubia de ojos azules al corresponsal del Canal de la Televisión Independiente en Grozni.
Los representantes oficiales rusos consideran que todas las personas normales se han marchado de Grozni. La Cruz Roja evalúa en 140.000 las personas que han abandonado la capital. A los representantes rusos sólo les preocupa la presencia de los periodistas, y por eso, ayer, tras la muerte de una fotógrafa norteamericana el jueves, les invitaron de nuevo a abandonar la ciudad. Así, tal vez, desaparecerán las imágenes y se calle ese molesto acento ruso que impide a la propaganda de guerra identificar a los chechenos como un pueblo extraño, ajeno, enemigo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Kylian Mbappé no puede librar ni contra el Talavera: “Ha sido decisivo, por eso lo dejamos en el campo”
El Baskonia sigue fuerte en el Buesa y suma una victoria de prestigio ante AS Monaco
Muere Hans van Manen, coreógrafo y maestro de la danza contemporánea, a los 93 años
Petro reconoce por primera vez que Maduro es un “dictador”
Lo más visto
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle
- El Gobierno de Mazón pagó 107 millones de euros más a Ribera Salud al aumentar su aportación por ciudadano
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- Víctor Manuel, músico: “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”




























































