Pujol dice que el escándalo no afecta necesariamente al apoyo al Gobierno
Jordi Pujol sigue apostando por la gobernabilidad y no considera que el renacido escándalo por los GAL vaya a alterar necesariamente su voluntad de seguir apoyando al Gobierno de Felipe González. "No quiero adelantar mi postura ante una investigación que se anuncia delicada y trascendental; habrá que estudiarlo con atención. No puede contestar por hipótesis", declaró la pasada madrugada cuando se le preguntó si seguiría apoyando al Gobierno si se demostrara que González consintió, aprobó o al menos conoció las actividades de los GAL.Pujol participó en el programa Mesa de Redacción de Tele 5, en el que fue entrevistado por los directores de cuatro diarios: Jesús Ceberio, de EL PAÍS; Antonio Franco, de El Periódico de Catalunya; Pedro J. Ramírez, de El Mundo, y José Luis Gutiérrez, de Diario 16.
El, presidente de la Generalitat y de Convergència Democrática recordó que desde que tenía 16 años ha defendido el Estado de derecho, y aseguró que lo seguirá haciendo: "Ante los casos Roldán y Rubio pedimos al Gobierno que actuara con diligencia. Ahora también lo pedimos. Pero no puedo adelantar lo que pasará en un futurible".
Una mala noticia
El político nacionalista señaló que, "por supuesto", el asunto de los GAL es una mala noticia para el Gobierno. "Y para todo el país", precisó. Pero declaró no saber si el Gobierno González es más inestable ayer que dos días atrás. "Ustedes", les dijo a los periodistas, "trabajan sobre noticias de prensa de mañana, pero esta no es mi preocupación". Sostuvo que él defiende una determinada política económica, a largo plazo, no pendiente de la última noticia.
Pujol declaró que no veía qué ventaja significaría para España que ahora se dejara de practicar esa política económica por haber adoptado una decisión precipitada que dejara caer al Gobierno. De todas formas, admitió que le preocupaba que el rosario de casos de corrupción pudiera arruinar una buena política económica, provocando una especie de cascada que se lo llevara todo por delante.
El presidente catalán defendió su tesis de que España tiene ante sí unas buenas perspectivas de recuperación económica que, si se saben aprovechar, pueden situar al país en una muy buena posición en el horizante del año 2000. Y negó que la crisis política deteriore la imagen internacional de España, al menos en el terreno de la inversión industrial. Según él, influye más la desconfianza internacional de que España pueda controlar el déficit que asuntos como los del GAL.
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