González y Aznar se reunieron en secreto el lunes por la noche para debatir la reapertura del 'caso GAL'
El presidente del Gobierno, Felipe González, y el del PP, José María Aznar, celebraron una entrevista en secreto el lunes por la noche, tras la detención de Julián Sancristóbal y otros antiguos responsables policiales. Aznar, que asistía en Valladolid a una reunión de la ejecutiva regional del PP, regresó a Madrid para acudir a la reunión, previamente concertada por teléfono, que se celebró en el domicilio de un alto cargo institucional. El Gobierno guarda silencio sobre el escándalo, a la espera de conocer el sumario que instruye Baltasar Garzón para calibrar si debe tomar alguna iniciativa en el Parlamento.
La reunión entre los dos líderes, confirmada por el secretario general de Relaciones con las Cortes, Enrique Guerrero, es la primera desde julio pasado, cuando analizaron la situación política tras la victoria del PP en las europeas. Tras la entrevista, el PP ha concedido un plazo al Gobierno para que acuda al Parlamento a explicarse. Aznar señaló anoche, en una cena tradicional de fin de año con diputados y senadores, que espera "una rápida reacción del Gobierno". En su discurso, hizo reiteradas apelaciones al "sentido de Estado".Pero el presidente del PP también dio alguna muestra de impaciencia, al preguntarse hasta cuando estarán los españoles "condenados a vivir de escándalo en escándalo". Aznar señaló que después de José Luis Corcuera, José Barrionuevo es el segundo ex ministro del Interior que se encuentra "en entredicho", informa
Victorino Ruiz de Azúa.
Barrionuevo siguió ayer con su actitud de defensa de los detenidos y su disposición a apoyarles "política y jurídicamente", y pidió a quienes simpaticen con Sancristóbal y el resto de los detenidos que les escriban a la prisión. Barrionuevo dijo ayer a la cadena SER que había hablado con Felipe González durante la tarde, y expresó sus sospechas de que Amedo y Domínguez hayan podido recibir presiones. "Es muy raro que ahora, cuando estaban en el tercer grado, resulte todo esto", dijo. El ex ministro reiteró que no ve razón para abandonar su escaño como le pide el PNV.
La actitud de Barrionuevo recibió el aval del presidente del Grupo Socialista, Joaquín Almunia, que tampoco ve razones para la dimisión del ex ministro del Interior. CIU se muestra igualmente cauteloso, informa Anabel Díez.
IU y el PNV llevan la iniciativa de apuntar responsabilidades gubernamentales, pidiendo los primeros la comparecencia inmediata del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch.
En las filas socialistas la actitud mostrada ayer reflejaba una enorme preocupación, casi de la misma magnitud que el desconocimiento sobre las pruebas que han llevado a Garzón a medidas tan drásticas. Una prueba del desconcierto se produjo cuando se anuló la comparecencia de Belloch ante la prensa, tras una reunión con gobernadores civiles, informa Luis Rodríguez Aizpeolea.
Además de la de Almunia, la única voz cualificada que ayer pudo escucharse fue la del ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba. El ministro dijo que la actitud del Gobierno debe ser de "prudente silencio".
Por su parte, el coordinador general de Izquierda Unida, Julio Anguita, atacó a Barrionuevo, que se había preguntado qué países dan a responsables eficaces en la lucha contra el terrorismo el trato que reciben en España. "Es una manifestación peligrosísima", aseguró Anguita, "cuando por medio puede haber terrorismo de: Estado".
El secretario de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, delegado del Gobierno en el País Vasco cuando Sancristóbal era director de la Seguridad del Estado, manifestó que los detenidos "han prestado servicios importantísimos" contra ETA.
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