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Mano Negra se traslada a Madrid y sólo dará conciertos sorpresa

Manu Chao, líder del grupo, dice ser "un papel en manos del viento"

Amelia Castilla

Virgin les ha vuelto a fichar esta vez para grabar un solo disco, algo insólito en el panorama musical. Y es que ellos son imprevisibles. La última actuación de Mano Negra en Madrid, que no fue tal, acabó en la Puerta del Sol con centenares de manos negras gritando: "El pueblo unido jamás será vencido". Su rollo con esta ciudad es tan fuerte que han decidido quedarse mientras graban su próximo disco. "Tocaremos sin avisar", asegura Manu Chao, líder del grupo. "Venimos a quemar la ciudad antes que la ciudad nos queme a nosotros".

La música de una de las películas de Jacques Tati como fondo, una bandera cubana prendida en la pared y un viejo acordeón en el suelo. La sala de la casa recién alquilada en Madrid por el grupo francés Mano Negra tiene tres balcones que dan a una calle próxima a la Gran Vía, pero su ambiente es una mezcla entre parisiense y surrealista: Garbancito y Tomasín siguen el ritmo de la música; Aldo, el gracioso del grupo, se da de tortas en la cara; otro componente de Mano Negra duerme plácidamente en un sofá y Manu Chao muestra orgulloso el tatuaje de su hombro, una copia del cartel de la película de Carlos Saura Deprisa, deprisa."Aquella película", dice Manu, "nos hizo recapacitar. La vida de Madrid era como la de París, los chicos que salían eran como nosotros y la música que escuchaban era la que nos gustaba. ¡Ay, que dolor! fue nuestra canción favorita durante mucho tiempo. El flamenco en España estaba tan olvidado como el acordeón en Francia. Por eso decidimos lanzar la pachanga, que en nuestro caso se llama Patchanka, con k de kilovatios".

En el piso recién alquilado viven desde hace varias semanas nueve miembros del grupo. "Falta la sección de viento al completo, que se ha quedado en París; son gente con problemas de vida, casados y con hijos, pero vendrán cuando tengamos que actuar", asegura Manu. Han alquilado un piso porque les resulta más barato que un hotel, pero no saben cuánto tiempo permanecerán en la ciudad. Lo que sí tienen claro es que en el futuro plantarán sus próximos campamentos en Nueva York y en México D. F. "Me considero un ciudadano del mundo, papel al viento, como dicen en Brasil. Permanezco en una ciudad mientras pillo energía, cuando se acabe me marcho", explica el cantante.

Aseguran que en los últimos cinco años no han percibido ni un duro por sus conciertos y que sólo cobran por discos vendidos. Y no es que no les guste el dinero. "Al contrario, yo vivo en Babylon [nombre de uno de los discos] y si estás en el sistema necesitas los duros. No voy a coger a estas alturas un Kaláshnikov y me voy a tirar al monte. Me considero un demócrata, aunque siempre he votado contra a lguien. Una de las cosas que tengo claro después de viajar por todo el mundo es que en las cocinas de cualquier ciudad, por muy recóndita que sea la gente llama payasos a los políticos".

Entre sus planes de futuro inmediato se cuenta el traslado a Madrid para las fiestas de San Isidro de La Caravana, una especie de circo formado por gente de los alrededores de París. Habrá trapecistas, domadores y música.

Luego vendrán las giras. Pero mientras tanto a Manu Chao lo reconocen por la calle: "Manu, está muy bien todo eso que hacéis, pero ¿para cuándo un concierto serio?", le preguntan. El alma de Mano Negra responde que no lo sabe, que a lo mejor nunca. Y es que a Mano Negra, más que por sus conciertos se les empieza a conocer por sus no conciertos.

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