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Uno de los asesinos de la 'matanza de Atocha', en libertad condicional, se marcha a Paraguay

Un juez autorizó el pasado 1 de diciembre al ultraderechista Carlos García Juliá, condenado por la matanza de abogados de Atocha en 1977, a residir en Paraguay, pese a que está en libertad condicional acabando de cumplir su pena. Se tiene constancia de que el terrorista, que ha pasado entre rejas 14 de los 193 años a que fue condenado, estaba en Asunción, la capital paraguaya, el 6 de septiembre, antes de tener el permiso definitivo. García Juliá trabajacomo gerente de la naviera paraguaya Traflumer. Fuentes penitenciarias indican que "no es usual" que se deje salir de España a una persona bajo condena y que está incluido en el fichero de penados con vigilancia especial.

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Matanza en un despacho laboralista

García Juliá presentó el 12 de agosto un escrito en la Sala de Vacaciones de la Sección Penal de la Audiencia Nacional -el tribunal que lo condenó- exponiendo su deseo de dejar España y trasladarse a Asunción por una oferta laboral.Cuando la Audiencia recobró su actividad normal, tras las vacaciones, envió sin resolver la solicitud de García Juliá al Juez de Vigilancia Penítenciaria número 1 de Castilla y León, José Luis Castro Antonio. Antes de obtener la condicional, el ultra había estado en la prisión de Villanubla (Valladolid), por lo que su situación penitenciaria dependía de dicho juzgado, pero al tener residencia en Madrid, el control de la libertad condicional correspondía a la Comisión de Asistencia Social (CAS) de esta capital.

El juez de vigilancia recibió entre mediados y finales de septiembre la patata caliente. Durante más de un mes hubo un vacío en el que no se produjo ninguna decisión y hubo consultas entre el juez, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias y la CAS, los encargados de Su control.

Una nebulosa extraña, ya que el ultra está inscrito en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) por su condición de terrorista. El control a los presos del FIES debe seguir siendo especial incluso cuando el preso está en libertad condicional. Su última presentación la hizo el 12 de agosto, el día que tramitó su solicitud en la Audiencia Nacional.

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Vacío legal

Mientras duraba este vacío, el ultraderechista abandonó España, ya que tenía una fecha concreta para incorporarse a su trabajo. Ninguna de las fuentes consultadas ha podido precisar si se fue con conocimiento de la Administración, ni la fecha exacta en que salió de España. El 6 de septiembre se presentó en la Embajada de España en Asunción, donde se inscribió como transeúnte -según consta en su pasaporte- y envió a las autoridades españolas copia de un contrato laboral formalizado por Traflumer.

El 1 de diciembre, el juez Castro dio su conformidad a que García Juliá, de 39 años, resida en la capital paraguaya por entender que su puesto de trabajo en aquel país es un buen sistema para su reinserción social. La fecha final de condena (licenciamiento definitivo) se sitúa en el año 2000.

Medios próximos al juez Castro dijeron ayer que se le ha dado permiso porque "hasta ahora ha respondido perfectamente a todos los beneficios penitenciarios" y se considera que García Juliá está rehabilitado, informa Francisco Forjas. También consideran normal el cumplimiento en el extranjero del final de la condena. Estos medios han indicado que aún cabe la posibilidad de que se le revoque la condicional, ya que a García Juliá no se le ha notificado personalmente la autor¡zación.

El fiscal disponía de tres días a partir de la decisión adoptada por el juez Castro para presentar recurso. Fuentes jurídicas han señalado que la legislación actual no prevé el supuesto de que un español pueda cumplir la libertad condicional en otro país, caso que sí está previsto para extranjeros condenados en España (artículo 63 del Reglamento Penitenciario).

Fuentes de prisiones aseguran que el laberinto burocrático creado en torno a la situación del ultraderechista provocó mornentos de cierto temor e incertidumbre, debido a que hubo periodos en que se desconocía la situación exacta de García Juliá, aunque Asuntos Penitenciarios insistía en que "estaba localizado". En esas fechas se produjeron contactos de responsables penitenciarios con los familiares de García Juliá en Cádiz y Madrid, para que aconsejaran al ultraderechista que regresara a España y aclarase su situación legal.

El juez Castro reconoce en su auto que el artículo 65 del Reglamento Penitenciario fija que "el liberado condicional permanecerá tutelado y vigilado por personal de la CAS hasta el. cumplimiento definitivo de la condena o, en su Caso, hasta la revocación de la libertad condicional". Pero, seguidamente, sostiene que al no existir este organismo en Paraguay, el seguimiento lo hará la Embajada en Asunción.

Fuentes conocedoras del caso han señalado que García Juliá ha abandonado España, entre otros motivos, porque siente cierta "persecución", debido a que ha perdido varios trabajos cada vez que se ha difundido. Durante los dos últimos años, tras obtener el tercer grado en la cárcel de Valladolid, ha trabajado en la empresa Raseiria Madrid Oil, ha sido viajante de Herbalife y agente de seguros de British Life.

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