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Los artistas del BoIshói realizaron ayer la primera huelga de su historia

El legendario Teatro Bolshói tuvo ayer la primera huelga de su historia: a las siete de la tarde, en lugar de aparecer Giselle y Alberto a bailar su tragedia de amor, se oyó una voz por los altavoces que explicó que el colectivo de este templo del arte musical había decidido retrasar en 20 minutos él comienzo del célebre ballet de Adam.Con esta, acción "de advertencia", el elenco del Bolshói protestó por considerar que "las autoridades de la Federación Rusa no ponen atención a nuestros problemas" y pidió el cese del director general, Vladímir Kokonin, impulsor de unas reformas que por el momento no se han realizado.

De nada sirvieron las amenazas hechas anteriormente por el mismo Kokonin ni el llamamiento del ministro de Cultura, Yevgueni Sídorov, que envió ayer un telegrarna a los artistas, quienes prefirieron seguir fieles a los deseos de Yuri Grigoróvich -inspirador de la huelga-, que se resiste a dejar la dirección artística del Bolshói.

El público ayer no pareció molestarse por la acción de protesta de los artistas y esperó pacientemente los veinte minutos exactos que duró el retraso. El Bolshói estaba repleto e incluso había muchas personas de pie en los pisos superiores del teatro, que aplaudieron a rabiar al final de la representación.

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