A fuego lento

Para los Del Tonos, ser calificados de grupo intelectualmente violento (como dicta una sentencia a propósito de un contencioso con la. compañía discográfica La Fábrica Magnética) ha significado una plataforma publicitaria con un eslogan que casi cualquier banda hubiera aceptado sin mucho miramiento. Pero ser intelectualmente violento y tener vetadas las actuaciones en directo no ha supuesto ninguna traba para el anunciado último concierto de los Del Tonos.Sobre un escenario los músicos se hacen a fuego lento: cualquier imperfección, cualquier nueva ampliación de sus composiciones encuentra el lugar idóneo para limarse o desarrollarse, al igual que la agilidad y la experiencia con el instrumento. Dos años resumidos en un concierto: los Del Tonos subieron a las tablas de la sala Aqualung y, desde el primer momento se hizo patente el endurecimiento de la base con la que empezaron su carrera musical. Adiós al blues puro; queda la esencia pero el funk lleva la voz cantante, indudable mente por la fuerza del bajista Chewis Herrero, que no dejó de marcar las pautas con contunden cia. Sin embargo, la energía de los Del Tonos fue perdiendo fuerza, la repetición minó la experiencia y la entrega, y llegó el aburrimiento. Todo ello marcó la despedida del trío con la seguridad de que el tiempo abrirá mejor las agridulces heridas de la experiencia.