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Tres muertos y 21 heridos en Estocolmo al ametrallar tres hombres una discoteca donde no se les dejó entrar

Tres muertos y 21 heridos, dos de ellos de extrema gravedad, es el saldo preliminar del ataque perpetrado en la madrugada de ayer por tres hombres contra los asistentes a un restaurante y club nocturno en el centro de Estocolmo. El incidente se produjo apenas pasadas las cinco de la madrugada, cuando los agresores, uno de ellos provisto de un arma automática y vestido con ropas militares, irrumpieron en el Sture Kompaniet y dispararon indiscriminadamente durante casi un minuto contra los asistentes, jóvenes de clase acomodada en su mayoría. "Creemos que eran tres atacantes a los que se negó la entrada y volvieron luego" a ajustar cuentas, comentó un portavoz policial.

Tras el ataque, los asesinos huyeron del lugar en un automóvil estacionado en las cercanías mientras el caos y el espanto se adueñabn del lugar donde hasta ese instante decenas de jóvenes bailaban y bebían ajenos a todo que no fuera el disfrute de la noche del sábado. Uno de los atacantes ya había sido identificado ayer mismo: "Un hombre nacido en 1971, de origen latinoamericano", según los investigadores.La policía montó de inmediato controles en las distintas salidas de Estocolmo inspeccionando vehículos particulares y de transporte colectivo en previsión de que los autores del asalto intentaran huir de la ciudad. Al mismo tiempo se realizaban pesquisas en el barrio el Huddinge, en el sur de la capital, donde presumiblemente se había guarecido el identificado, a quien se atribuyen varias condenas por actos violentos.

Los móviles del ataque no se habían determinado con plena certeza, pero se descartaba que el hecho pudiera tener alguna connotación de tipo político. La policía examinaba una serie de testimonios, ya que no faltaban testigos, pero era cautelosa a la hora de evaluar sus declaraciones. El público asistente al Sture Kompaniet, uno de los pocos lugares nocturnos de Es tocolmo que permanece abierto hasta las cinco de la mañana, ronda entre los 20 y los 25 años y es de clase acomodada, como corresponde a la zona de Ostermalm en que se encuentra.

La hipótesis más verosímil es la de que se trató del desenlace de una de las frecuentes riñas que se producen entre el personal que controla la entrada de ese tipo de locales exclusivos y visitantes que no son admitidos por encontrarse bebidos o ser conocidos como camellos. Según algunos testimonios, en el local se había producido un momento antes un incidente de ese tipo. Los visitantes rechazados fueron, según la impresión policial, los que volvieron poco después a tomarse cumplida venganza.

"El tío disparó directamente a la entrada", manifestó uno de los testigos, que en el momento de producirse el ataque estaba fuera del Sture. "Disparaba y disparaba sin decir nada. Fueron unos 45 segundos. Era rubio y tenía el pelo corto". El resultado de estos disparos fueron dos muertos en el acto, una joven que pereció en la ambulancia que la trasladaba al hospital y 21 heridos, dos de ellos muy graves con heridas en la cabeza y en el estómago. Ambulancias, noctámbulos y taxistas se apresuraron a correr hacia el local y contaban ayer cómo la entrada del Sture estaba cubierta de cuerpos de heridos y personas en estado de choque.

Violencia inusitada

Este episodio ha conmocionado a Suecia. El obispo Henrik Svennungson respondía ayer ante la pregunta de un periodista con otra pregunta: ¿Qué está pasando en nuestra sociedad para que se llegue a estos grados de violencia?".Hace apenas una semana, dos estudiantes de 16 y 17 años asesinaron a golpes a un compañero de clase que, además, era su amigo en los ratos libres, sin que hasta ahora se haya encontrado una respuesta a la pregunta que todos se formulan del porqué de esta muerte.

Días pasados fue condenado a cadena perpetua el joven militar que el verano pasado asesinó a siete personas, la mayoría de ellos jóvenes, también al término de una noche de fiesta en una ciudad del interior. En ese caso, el despecho de un enamorado más el alcohol fue el detonante de la tragedia. Todos estos episodios de violencia que hasta hace relativamente poco tiempo eran desconocidos en Suecia han quebrado la imagen idílica que existía del país y ahora es el momento en el que el debate sobre sus causas resurge con toda intensidad.

El asesinato del primer ministro Olof Palme, en febrero de 1986, parece haber sido el comienzo de cambios en la sociedad sueca que todavía están por explicar.

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