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'Comandos' integristas argelinos asesinan a un francés y al director del diario "Le Matin"

Said Makbel, de 56 años de edad, director ejecutivo del periódico argelino Le Matin, murió ayer en la sala de cuidados intensivos del hospital militar de In Naya. El periodista ingresó en el centro sanitario al medíodía con dos balas alojadas en la cabeza, que fueron disparadas por un comanalo integrista. Este atentado coincide con la información del asesinato del francés Lisian Marel, de 74 años de edad, perpetrado en circunstancias confusas, en Orán.

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FERRAN SALES La contabilidad macabra no se ha tomado desde hace más de dos años en Argelia ni un solo minuto de descanso. Said Makbel entró ayer por la tarde en coma y muno horas después. Se convirtió en el periodista número 24 asesinado en este país magrebí desde que se interrumpió el proceso legislativo en diciembre de 1992, mientras que el súbdito francés Lisian Marel pasará a ser el extranjero número 69 abatido por la violencia integrista. De esas víctimas, 22 son francesas.No había mucha diferencia entre Said Makbel y Lisian Marel. Los dos -formaban parte del círculo cada vez más reducido de quienes se sienten inseguros en Argelia, pero que han decidido quedarse en el país, en un reto contra cualquier totalitarismo.

Lo había manifestado el propio Lisian Marel, profesor jubilado del Liceo Pasteur de Orán, quien se había negado a abandonar su casa y su país de adopción a pesar de los consejos dados por su Embajada en Argel, alegando que ya era "demasiado viejo para cambiar de vida".

Esta misma decisión la adoptó meses atrás el periodista Said Makbel, director ejecutivo del periódico en lengua francesa Le Matin, cuando optó también por quedarse en Argelia y enviar a Francia a su mujer y a sus dos hijos. Era el mes de febrero y por aquella época Said Makbel había sido ya blanco de dos atentados frustrados. Vivía solo, en su enorme caserón, herencia de su pasado como ejecutivo de la empresa de electricidad y agua estatal, Sonelgaz, en el barrio de Hussen Dey, sin otra custodia que tres enormes perros y, una vieja pistola cedida por los cuerpos de seguridad argelinos.

Ayer, mientras se encontraba almorzando con una . companera de redacción en un restaurante cercano a la sede del periódico, Said Makbel sufrió su tercer atentado. Dos desconocidos irrumpieron en el restaurante y le dispararon a bocajarro. Dos balas le alcanzaron la cabeza.

A nadie le ha sorprendido enArgelia el atentado contra Said Makbel. Todo el mundo lo esperaba. El propio Makbel habló con este corresponsal sobre su muerte. Fue hace poco más de un mes, en un cementerio de Argel donde coincidimos por última vez. Fue para enterrar ' al esposo de la ministra dimisionariÚ Leila Aslaui, un dentista abatido a tiros en su consulta, situada al pie de la vieja alcazaba.

"Cada vez somos más pocos", comentó Said Makbel, ironizando con fineza sobre el hecho de que al principio de la violencia en Argelia los cementerios se llenaban de gente, pero que ahora el miedo, la vergüenza y la soledad han convertido los entierros en un acto semiclandestino.

Al salir del cementerio, mientras el cortejo oficial de ex ministros y pequeños cargos de la Administración, iniciaba una loca carrera'en sus coches blindados,armados de receptores-transmisores y de metralletas, Said Makbel y este corresponsal lo hacían a pie, en silencio, pensando en quien seria el siguiente.

Clave irónica

Said Makbel era la última nota de humor en medio de esta inmensa tragedia que se llama Argelia. A diario, en la última página de su periódico, escribía una columna titulada Mesmar Ja (El clavo de Ja) en clave de ironía.

Con esa, misma ironía había perdido meses atrás en el asiento trasero de un taxi el manuscrito de su única novela. Tenía proyectado rehacerla. Era el fruto de una vieja herencia literaria, de su paso por la publicación Alger Republicaffle, en una redacción en la que se había codeado con Kateb Yacin, con Albert Camus y con tantos otros. Entonces militaba'en el Partido Comunista. Pero, sobre todo, creía, como todos, en el futuro de Argelia..

El atentado de Said Makbel se produce en plena oleada de violencia, tres días después de que murieran degollados en Bufarik, a 20 kilómetros de Argel, otros dos periodistas. Forinnaban parte de la lista de personas que los radicales del Grupo Islámico Armado (GIA) se han comprometido a matar. Sus nombres han sido colocados en las puertas de algunas mezquitas.

Sobre la muerte en Orán del profesor francés se conocen pocos detalles, aunque la policía señaló que se trataba de un "delito común" y no de un atentado político. En París, el Ministerio francés de Asuntos Exteriores ha riterado el llamamiento asus nacionales para que abandonen el país magrebí si su presencia no es indispensable allí.

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