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El cuerpo celeste que chocó con Júpiter no era un auténtico cometa

Ni cometa ni asteroide puro. El cometa Shoemaker-Levy puede inaugurar una nueva clasificación de los cuerpos celestes porque su violento choque el pasado julio contra Júpiter ha revelado que no era la clásica bola de nieve sucia, sino que estaba formado por un rosario de núcleos rocosos envueltos en hielo.

Ahora se observa una banda de nubes negras, con núcleos estables y espesos de unos 50.000 kilómetros de diámetro. Que sean oscuras indica, y es inesperado, que están por encima de la cubierta nubosa del planeta, a unos 125 kilómetros de altura de las nubes de cristales de amoníaco.

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