Sanguinetti admite que será difícil gobernar en Uruguay tras el fin del bipartidismo
ENVIADO ESPECIAL, El presidente electo uruguayo, Julio María Sanguinetti, de 58 años, quien gusta decir que vive dentro de la "sencillez republicana" repite mandato al frente del Gobierno y cita como el trabajo fundamental de su próxima Administración la reconversión del aparato productivo nacional y del marco institucional y administrativo para poder funcionar dentro del nuevo clima de integración regional, cuyo principal exponente es el Mercosur.
El dirigente del Partido Colorado advierte que, al haber concluido el bipartidismo de blancos y colorados con la entrada en juego de una tercera fuerza, el izquierdista Encuentro Progresista (EP), el sistema deberá demostrar imaginación para que sea posible la gobernabilidad: "El proceso de integración no exige a veces decisiones rápidas; supone un constante actuar sobre una realidad que puede ser cambiante".Nacido en Montevideo, de padres italianos, fue presidente en el quinquenio posterior a la dictadura militar de 1973 a 1984. Aunque las actuales demandas no son institucionales, como en la transición que le tocó dirigir, Sanguinetti señala que deberá abordar otro proceso de gran envergadura: la transición de una economía nacional a la regional dentro del Mercosur. En un encuentro de prensa, explicó que para Brasil el comercio en el Mercosur puede significar un 10% o un l2%; para Argentina, un 20%, 11 pero para Uruguay es un 50%. De modo que para nosotros es un asunto existencial".
"Miramos con gran optimismo el futuro de Uruguay por las respuestas que siempre ha dado a los desafios", dijo. Sanguinetti, cuyo partido se impuso al Partido Nacional y al Encuentro Progresista en los comicios generales, aludió al agotamiento de las posibilidades del sistema uruguayo, que ha promovido una gran fragmentación política. "Esa situación ha ido reduciendo la capacidad de gobernabilidad. El Gobierno anterior no tuvo mayoría en las cámaras; el actual tampoco, y el próximo no la tendrá". La tendencia a la dispersión, debido, entre otras razones, a las características del sistema electoral -proporcional y de doble voto simultáneo-, se ha ido acentuando.
En diferentes intervenciones públicas, Sanguinetti, autor de varios libros de historia y análisis político, se ha definido como un político de centro. "Para los blancos (Partido Nacional, en el Gobierno hasta marzo próximo) somos unos socialdemócratas de tendencias estatistas, y para la izquierda, unos neoliberales". El ganador de las terceras elecciones generales desde que Uruguay recuperó la democracia admite que los colorados crearon el Estado benefactor, pero promueven su reforma. "Reivindicamos el papel del Estado como garante del cumplimiento de las necesidades de la sociedad".
En uno de los últimos mítines de campaña denunció a dirigentes del Encuentro Progresista: "Viven anclados en dictaduras mentales y en revoluciones imaginarias, siempre dueños absolutos de la verdad ( ... ). Donde tienen un poder, eso sí, actúan autoritariamente, cómo corresponde a su viejo leninismo".
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