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Terapia de choque en Ucrania

La mayoría de la población apoya al presidente Kuchma, pese a la grave crisis económica y al descenso del nivel de vida

ENVIADO ESPECIALEl líder ucranio, Leonid Kuchma, decidió conmemorar su cuarto mes en el poder con una medida arriesgada y nada popular: la liberalización de los precios y el nombramiento como primer vicejefe de Gobierno de un reformista radical, Víktor Pinzénik. La población, de la noche a la mañana, vio subir los precios cuatro o cinco veces, pero recibió estoicamente el golpe, sín organizar las tradicionales huelgas ni protestas masivas y sin perder la fe en el nuevo presidente.

Kuchina venció el verano pasado en la segunda ronda de las elecciones presidenciales con un programa de defensa. del nivel de vida de la población y promesas, de una mayor integración con Rusia. Los que más le votaron fueron las regiones industriales orientales, pobladas mayoritariamente por rusohablantes de ideas izquierdistas. Sin embargo, Kuchína ahora ha optado por la terapia de choque y se ha olvidado de lo prometido a quienes lo eligieron. Lo curioso del caso, qué está lejos de ser nuevo, es que la gente, a pesar de todo, lo apoya y defiende.

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Hay que echar a esa banda de inútiles a sus casas. Tengo la sensación de que ahogarán al presidente", dice, refieriéndose al Parlamento, Andréi, obrero que, huyendo del frío y la lluvia, se mueve por el paso subterráneo de la plaza de la Independencia, donde existe una especie de Hyde Park kievita. A unos veinte metros de los acalorados debates políticos, un grupo de jubilados baila al son de un acordeón y de panderetas.

"Es la fiesta de San Nicolás", responde Sofia Mikoláyevna, antigua profesora jubilada que cobraba hasta el mes pasado 400.000 karbobánets o cupones, la moneda transitoria entre el rublo ruso y el futuro griven ucranio. "Han prometido que me subirán la pensión, pero de todas maneras no sé como me las arreglaré, si una hogaza de pan ya está costando 20.000 y un kilo de fiambre, más de 200.000". "Pero vea usted", dice con los ojos brillantes, "hemos soportado tanto, que también ahora saldremos adelante. Por lo menos, las cosas han empezado a moverse", concluye, sin comprender todavía cuán amarga será la píldora de la terapia de choque que tendrá que tragar.

En la superficie, a media manzana de este pintoresco paso subterráneo, Alexandr Stoyan, jefe de los sindicatos y diputado, confirma lo dicho por la anciana: "Hoy se necesita un mínimo de un millón trescientos mil karbobánets, (unas 1.300 pesetas) para sobrevivir, pero el sueldo mínimo no llega a, los 700.000", dice Stoyan, decepcionado por el hecho de que el Gobierno comenzara las, reformas con la liberalización de los precios y no con un programa para frenar la alarmante caída de la producción, ha alcanzado índices alarmantes (un. 40% con respecto al año pasado). "Una gran parte de la población no puede: comprar nada", asegura.

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"Apoyamos el programa hacia una economía de mercado, pero insistimos que no debe traer consigo un considerable empeoramientlo del nivel, de vida de la gente"- explica Stoyan, aunque reconoce que la población y los obreros no desean protestar, con huelga por, la subida de precios. "Hoy el pueblo trabajador comprende que con huelgas no mejorarás la situación. Además, la gente tiene fe en el nuevo presidente. Por eso, somos partidarios de resolver nuestras contradicciones en la mesa de negociaciones", sostiene el pacífico jefe sindical.

Peligro en el Parlamento

Kuchina, por lo visto, no tendrá problemas graves a corto plazo ni con la población ni con los sindicatos. El mayor peligro está en el Parlamento, que puede oponerle una resistencia más fuerte, a pesar de que aprobó, en líneas generales, el programa presidencial. Los insultos que prodiga a los diputados Andréi -el obrero del paso subterráneo que ahora, sin trabajo estable, se dedica a cubrir de azulejos las paredes de los baños de los nuevos ricos- no son casuales: los medios de información están creando una opinión pública contraria al Legislativo. Con esta campaña, según algunos analistas, se desea, en caso de que el Parlamento bloquee las reformas, facilitar la tarea al presidente si se decide a disolverlo.La primera gran batalla estallará la próxima semana, cuando los diputados discutan el decreto por el que Kuchma introdujo la propiedad privada de la tierra. La segunda se dará en torno a la Ley de Poder, que el presidente presentará próximamente para delimitar las funciones del Legislativo y el Ejecutivo.

"Si este documento es aprobado, entonces las especulaciones sobre una posible disolución del Parlamento habrán perdido todo sentido, pues habrán desaparecido las razones de un posible enfrentamiento", dice VIadímir Litvin, asesorde Kuchma. Litvin confía en que la Ley de Poder sea aprobada, pero si los diputados la rechazan, advierte, entonces el presidente se verá obligado a "recurrir a otros métodos para resolver en forma civilizada el conflicto, por ejemplo, convocar a un referéndum".

"El bloque de izquierda -el mayor del Parlamento- está decidido a votar en contra de la Ley de Poder y a vetar el decreto de Kuchma sobre la introducción de la propiedad privada de la tierra", sostiene Natalia Vitrenko, candidata a diputada en unas elecciones . suplementarias que se realizan el próximo mes y asesora del presidente del Legislativo, Alexandr Moroz. "No veo que las reformas hayan comenzado, pero si que aumenta la caída de la producción. Se está destruyendo la economía y al pueblo, aceptando las condiciones del Fondo Monetario Internacional. Pinzénik, el vicejefe, de Gobierno, es hoy un portavoz de los nacionalistas de Ruj y de los economistas de la Universidad de Harvard, y su política nos llevará a la catástrofe. El enfrentamiento entre las dos ramas de poder es inevitable", concluye Vitrenko.

La incógnita es si este enfretamiento entre poderes adquirirá la virulencia que condujo a la violenta disolución del Parlamento ruso en otoño de 1993 o si los ucranios lograrán resolver sus diferencias con el diálogo.

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