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Los apuros financieros de Arabia Saudí llevan a la OPEP a Iimitar la oferta para subir precios

Victoria Carvajal

La debilidad de los precios del petróleo en los dos últimos años ha facilitado, o, cuando menos, no ha entorpecido, la salida de la crisis de las economías más avanzadas. 1995, un año clave para la recuperación de Europa y Japón, parece que no contará con esta ventaja. La decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de congelar su oferta durante todo 1995, un periodo inusualmente largo, puede suponer una subida de los precios del barril de crudo de entre tres y cinco dólares. Los apuros financieros por los que atraviesa Arabia Saudí, el principal productor, han dado un vuelco a la política de la OPEP, que intenta aumentar sus ingresos vía precios más altos.

La isla de Bali ha inspirado a los doce ministros de la OPEP un cambio de estrategia. Cambio que, para mayor sorpresa, ha venido de la mano de Arabia Saudí, el principal productor del cartel y primer exportador mundial que, agobiado por los problemas financieros que sufre, consiguió convencer la semana pasada a sus socios para congelar la producción del cartel, 24,52 millones de barriles, durante todo 1995 para lograr una subida de precios. Esta decisión provocó una ligera subida del petróleo en los mercados. El viernes cerraron a i 1 1 14 dólares, pero su efecto, coinciden los analistas, se dejará notar en los próximos meses.Así, las deudas de Ryad han acabado de golpe con el enfrentamientro que ha existido en la OPEP desde mediados de los ochenta, entre los socios defensores do restringir la oferta para subir los precios, liderados por Irán, y los que, escaldados de la pérdida de cuota de mercado que supuso el fuerte aumento de los precios en los setenta y ochenta, preferían producir más a precios más baratos.

Arabia Saudí ha encabezado siempre este segundo grupo, pero ya no puede permitirse el lujo. La OPEP, que suministra el 37% de los 68 millones de barriles que consume el mundo a diario, ha visto cómo en el último año y medio el barril de petróleo se ha situado de media entre los 15 y 16 dólares, lejos del objetivo de 21 dólares fijado por el cartel desde 1990 y, en términos reales -descontando la inflación-, equivalente a los tres dólares que valía el barril 14 en 1973, antes del embargo árabe que dio origen a la primera crisis petrolífera. Los ingresos por petróleo en los nueve primeros meses del año han sido inferiores a los obtenidos en el mismo periodo de 1993.

Hacer trampas

Si bien por el lado de la demanda las perspectivas son buenas, en la medida en la que la economía mundial se recupera, por el lado de la oferta hay varios interrogantes que pueden limitar el impacto de la decisión de la OPEP. La efectividad del acuerdo de Bali depende de que el nivel real de producción del cartel, que normalmente está por encima del oficial por la tendencia de sus socios a hacer trampas, "no supere los 25 a 25,1 millones de barriles diarios", señala el CGES. En la actualidad, ésta ronda los 24,8 a 25 millones de barriles, según los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía.

Además, la OPEP tiene que contar con que los productores, ajenos al cartel no aumenten su oferta, que ha sido precisamente lo que ha impedido la recuperación de los precios en el último año a pesar de que el cartel ha mantenido congelado su techo desde septiembre de 1993. Pero expertos del sector creen que la capacidad extra de Noruega y el Reino Unido está bastante más agotada. También por el lado de la oferta, se espera que las exportaciones de crudo de Rusia sigan cayendo en 1995. El penoso estado de sus oleoductos y la falta de inversión ha provocado que el crudo ruso disponible en los mercados internacionales haya caído de 3,5 millones de barriles diarios en 1993 a 2,2 millones en 1994.

El gran interrogante del mercado que, de hecho, podría arruinar la nueva estrategia de la OPEP es el posible regreso del crudo iraquí al mercado. El reciente reconocimiento de Kuwait por parte de Bagdad, de hecho, provocó una inmediata caída de los precios. Sin embargo, Estados Unidos y el Reino Unido dejaron claro en posterior reunión de la comisión de la ONU encargada de vigilar el embargo a Irak, que las sanciones no se levantarán a menos que el Gobierno de Hussein cumpla todos las resoluciones, incluida la que se refiere al control de armas. "Cada vez es más evidente que Estados Unidos quiere mantener las sanciones y, especialmente el embargo sobre el petróleo, mientras que Hussein siga en el poder", señala en su último informe sobre el mercado del petróleo el banco de inversiones Kleinwort Benson. Arabia Saudí, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos (EAU) respaldan la postura de EE UU puesto que son los socios que a raíz de la ausencia de Irak han aumentado más su cuota.

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