Niños y misioneros, el sabor de la emoción
La emoción, un sentimiento al que se refirió ayer el príncipe Felipe y que "arranca", dijo, "desde lo más íntimo de los mejores sentimientos huinanos", recorrió ayer la sala del teatro Campoamor, de Oviedo.Los dos galardones que este año han recaído en varios colectivos humanitarios (el de Comunicación y Humanidades, a las misiones españolas en Ruanda y Burundi, y el de la Concordia, concedido a tres organizaciones filantrópicas que protegen y ayudan a niños pobres y marginados en diversos países del mundo), y el de Cooperación Internacional, compartido por Yasir Arafat e Isaac Rabin, lograron conmover la sensibilidad y el espíritu fraterno de los más de 2.000 invitados al acto. Para ellos fueron las ovaciones que resultaron más cargadas de aliento y calor humano.
El niño español Julio Alberto García Gutiérrez, de nueve años, en representación de la asociación Mensajeros de la Paz de España, con el padre Ángel García; el brasileño Clei Alves, de 15 anos, del Movimiento Nacional de Meninos e Meninas da Rúa, de Brasil, acompañado por el coordinador del Movimiento, Mario Volpi; y la directora de planificación de Save the Children (Salvad a los niños), del Reino Unido, Christine Taylor, en representación de sus respectivas organizaciones, recibieron el galardón de la Concordia de manos del Príncipe.
Pancarta del 0,7%
En ese momento cuatro personas del patio de butacas -que resultaron estar vinculadas a Izquierda Unida de Oviedo- subieron al escenario y desplegaron allí una pancarta de apoyo a la campaña del 0,7% para aumentar la ayuda al Tercer Mundo.
Don Felipe destacó al elogiar a los premiados, su labor de lucha contra el desposeimiento y el dolor de los más inocentes, ensanchando aquí la atención humanista y moral que queremos para "nuestros galardones".
La religiosa Pilar Díaz Espelosín, misionera en Ruanda, y el sacerdote Ángel Eladio González Quintana, en Burundi, acompañados por seglares y religiosos de ambas misiones, premiadas con el galardón de comunicación y humanidades, suscitaron, "la corriente de solidaridad más generosa y conmovedora que. se haya conocido en muchos aflos", en expresión del heredero de la Corona.
El Príncipe recordó "'la voz angustiada y valerosa" de Pilar Díaz Espelosín, cuando "por teléfono, en directo por la radio, alertaba al inundo", el pasado abril, "del genocidio que se estaba produciendo en Ruanda".
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