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España instará a los países árabes a democratizarse

I. CEMBRERO La diplomacia española ha empezado ya a moldear uno de sus grandes sueños: la Conferencia del Mediterráneo, que, cuando España presida la Unión Europea (UE), reunirá en alguna ciudad mediterránea española a los 16 Estados comunitarios y a sus socios de la orilla sur del Mare Nóstrum. Uno de los objetivos de esa cita será intentar que en la ribera meridional del Mediterráneo se amplíen los espacios de libertad para tratar así de atajar las razones políticas de la inestabilidad de algunos Gobiernos que carecen de la suficiente legitimidad.

El proyecto de llevar al Mediterráneo "la experiencia, la metodología y los instrumentos políticos y económicos que han demostrado su validez ( ... ) en Europa Central" desde la Conferencia de Helsinki, en 1975, para lograr convertirlo en un mar de "paz y seguridad", es una vieja idea de la diplomacia española. Formulada a principios de 1990, la crisis del golfo Pérsico obligó a aplazarla.La paz árabe-israelí y la toma de conciencia, por parte de los socios nórdicos de España en la UE, de los riesgos que suponen las turbulencias en el norte de África han permitido desempolvar la iniciativa recortando un poco sus ambiciones. Ahora se trata de que la próxima cumbre de la UE, en Essen,en diciembre, dé la luz verde para la convoca toria de la Conferencia del Mediterráneo en el segundo semestre de 1995.

Valencia, Barcelona o Palma

A la cita, que se celebrará en Valencia, Barcelona o Palma de Mallorca, deberán asistir los ministros de Asuntos Exteriores de la UE y sus homólogos de todos los países mediterráneos no europeos, incluida Jordania, con la única excepción de Libia porque no posee ningún tipo de acuerdos con Bruselas. Está además previsto que acudan los tres Estados mediterráneos -Chipre, Malta y Turquía- que aspiran al ingreso en la Unión.

La reunión ministerial debería servir, según un primer documento de reflexión español sobre la Conferencia, para que la UE haga a sus asociados una serie de propuestas. En el campo político se pretende establecer un código de conducta cuyos firmantes se comprometan a respetar los derechos humanos, incluidos los de las minorías étnicas y religiosas, así como los principios democráticos.

También deberían aceptar los países participantes establecer entre ellos plenas relaciones diplomáticas, lo que no sucede aún entre Siria e Israel; respetar el principio de integridad territorial y la. renuncia a la violencia para modificar fronteras, así como mantener relaciones de buena vecindad y resolver sus conflictos pacíficamente.

Seguridad

En el capítulo de la seguridad, el documento español resalta la necesidad de que los asistentes se adhieran a todos los acuerdos internacionales relevantes sobre armas nucleares, biológicas y químicas que numerosos países mediterráneos no han querido suscribir. Se comprometerían además a introducir medidas de confianza sobre sus actividades militares para desactivar los temores. de sus vecinos.

En lo concerniente, por último, a la cooperación económica, el documento de Asuntos Exteriores retoma la iniciativa, expuesta en octubre por el vicepresidente de la Comisión Europea, Manuel Marín, tendente a crear en un plazo máximo de 1-5 años una zona de libre comercio industrial y de servicios con los socios mediterráneos de1a UE, a los que Bruselas otorgaría 870.000 millones de pesetas en ayudas financieras durante el último lustro de este siglo.

El texto español aconseja, sin embargo, "privilegiar y favorecer" la cooperación con "aquellos países que realicen mayores esfuerzos de liberalización, modernización y apertura de sus economías".

Ello implica además al alentar a los socios mediterráneos a armonizar su legislación mercantil, especialmente en lo concerniente al derecho de competencia con la de UE, como hicieron en su día: los aspirantes nórdicos a la adhesión, en la Unión.

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