El nuevo reto de SÓCRATES

El Parlamento Europeo ratificará próximamente un nuevo y ambicioso programa comunitario en materia de educación. Con un presupuesto de 760 millones de ecus (unos 122.000 millones de pesetas) para los próximos cinco anos, el programa SÓCRATES pretende introducir una dimensión europea en todos los niveles de la enseñanza y mejorar la calidad de la educación en la Unión Europea y los siete países de la Asociación Europea de Libre Comercio. Este es un objetivo señalado como básico en el Libro Blanco sobre el fomento del empleo en Europa. Las medidas contemplan sobre todo la cooperación transnacional, la movilidad, el conocimiento de idiomas, la aplicación de técnicas modernas y el aprendizaje a distancia.A nivel de enseñanza primaria y formación profesional se promoverán intercambios de profesores y se constituirán redes de escuelas entre distintos Estados para llevar a cabo proyectos educativos conjuntos, especialmente en materia de idiomas, patrimonio cultural, protección del medio ambiente y otros temas de interés común.

A nivel de enseñanza postsecundaria, se seguirá promoviendo la cooperación interuniversitaria, la movilidad de estudiantes y de profesores (programas ERASMUS y LINGUA), y se fomentará la creación de redes temáticas.

¿Y qué sucederá concretamente con el programa ERASMUS? Éste ha sido el programa estrella en el ámbito universitario. Su lugar dentro del macroprograma SÓCRATES está asegurado: por eso el mensaje más importante es la "continuidad". Los cambios afectarán sobre todo a la gestión. El principio de subsidiariedad, un principio de sentido común, consiste en hacer a escala comunitaría únicamente aquello que no pueden hacer los Estados miembros o que, en opinión de esos Estados o por motivos de economía de escala, puede hacerse mejor a nivel comunitario. En consecuencia, los organismos nacionales y las instituciones participantes se deberán implicar más todavía y reforzar las estructuras administrativas, y presupuestarias que se ocupan de la puesta en práctica del ERASMUS.

En las universidades variará el concepto de coordinación: todas las instituciones participantes deberán volcarse por igual en las redes de cooperación. Se habla de un "contrato institucional" que pretende racionalizar aspectos como la preparación lingüística, acogida de alumnos, mutuo reconocimiento de estudios, etcétera, y que a la vez salvaguarde la capacidad de iniciativa y la autonomía del personal académico.

¿Cómo afectarán estos cambios a los estudiantes? Igual que hasta ahora, la mayor parte del presupuesto se destinará al capítulo de becas. Sin embargo esto no conlleva una variación en la cuantía de la beca individual procedente de fondos comunitarios, que, bien es sabido, sólo pretende cubrir los gastos de movilidad, es decir los gastos ocasionados por estudiar en el extranjero.

Ello representa otro reto para España, uno de los países con más demanda. Para muchas familias de estudiantes españoles la participación en ERASMUS ha supuesto un gran esfuerzo e conómico. Volviendo al principio de subsidiariedad y a la función meramente catalizadora de los programas comunitarios, es quizás también el momento de reconsiderar la cuantía de las becas nacionales a fin de favorecer la igualdad de oportunidades de los estudiantes tanto en el plano español como en el comunitario.