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Los ex colegiales del César Carlos rinden homenaje a Manuel Broseta

Un triste 15 de enero de 1992, la implacable mano de ETA se filtró en la facultad de Derecho de Valencia y lanzó un disparo asesino contra el catedrático Manuel Broseta Pont. El que dedicara su vida a la Universidad y la política con exquisito talante liberal y democrático cayó instantáneamente al suelo. En su solapa, corno todos los días desde que le fuera otorgado en 1962 por haber conseguido su cátedra de Derecho Mercantil, brillaba el botón de oro del Colegio Mayor César Carlos de Madrid. En este Colegio, oasis de libertad y entendimiento democrático, nacido en 1945 en pleno centro del desierto de una dictadura, preparó Broseta, como tantos otros Intelectuales y hombres de Estado, sus oposiciones a cátedra.En la noche del pasado viernes, el colegio César Carlos rindió, homenaje al catedrático: desaparecido, coincidiendo con el 50 aniversario de la creación del centro y fiesta de los botones de este año. La placa que descubrió esa noche la ministra de Cultura, Carmen Alborch, -"A Manuel Broseta, por haber defendido el espíritu de libertad y democracia que siempre caracterizó al César Carlos"-, permanecerá para siempre incrustada en una de las paredes de la entrada del centro, edificio inaugurado en 1969 en sustitución del de 1945, obra de Alejandro de la Sota y Premio Nacional de Arquitectura.

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Un reducto de libertad

Antiguos colegiales y actuales llenaron el salón de actos. Y también algunas de aquellas novias que iban a las fiestas del colegio a visitar a sus amores: sesudos estudiantes que preparaban su futuro hincando codos mañana, tarde y noche. "Nunca le vi tan entusiasmado", recuerda Michéle Dupré, geógrafa y primera esposa de Broseta, "corno cuando le impusieron el botón de oro. Nada hubiera sido igual en su vida sin su estancia en el César Carlos". Michèle conoció a "Manolo" en una de esas fiestas. Por aquel entonces en 1956, el colegio no era mixto y las fiestas servían para crear afectos y noviazgos filtrados entre las densas y duras letras formadoras de opositores a cátedra, notaría, inspección de Hacienda, magistratura, judicatura, o cuerpo diplornático...

Colegio mixto

Desde comienzos de los ochenta las cosas han cambiado: El colegio es mixto y la dinámica del estudio de oposiciones se ha extendido a las tesis doctorales y oposiciones a técnicos de gestión. Hoy, es mayor el número de colegiales ajenos al mundo universitario, los cambios introducidos por la LRU (Ley de Reforma Universitaria) para el acceso al cuerpo docente ya no exigen los encierros de antaño.

El César Carlos es el único centro español que ha dedicado su existencia exclusivamente a estudiantes de posgrado. Por él han pasado personalidades de la vida universitaria y política como Pío Cabanillas, Jaime García Añoveros, Manuel Díez de Veslasco, Marino Barbero, el que fuera capellán del colegio, Jesús Aguirre, Duque de Alba; Emilio Cassinelllo, Manuel Olivencia, Miguel Rodríguez-Piñeiro, Jesús Ibáñez, Elías Díaz, Raúl Morodo, Roberto Mesa, Gonzalo Torrente Ballester...

"Es el colegio de la transición", comenta con amplia sonrisa Enrique Suárez de Puga, diplomático y primer rector del César Carlos elegido por los colegiales en 1947. "Este era el único lugar donde se celebraban elecciones democráticas", añade. El clima de El Pardo no soportó la marejadilla y, ese mismo 1947, el colegio fue cerrado. Pasaron dos años, y el talante del nuevo ministro de Educación, Joaquín Ruiz Giménez, permitiría reabrir las puertas a las que retornaron todos los opositores en el exilio.

Algunos de los que vivieron en aquel paraíso de democracia no pudieron faltar a la cita con Manuel Broseta. "Siempre se viene con gran afecto a ver a los antiguos compañeros y antiguos amigos. Es un placer encontrar este oasis de la amistad que perdura desde hace tantos años en este Madrid tan inhumano", dice el juez Marino, Barbero, que recogió en ese día su botón de oro. Los murmullos, los comentarios antes de pasar al acto de homenaje a Broseta y de, imposición de los nuevos botones -de plata (por un año en el colegio) y de oro (cuando se logra sacarla oposición, siendo el máximo de estancia permitida en el colegio de cinco años)- remiten siempre a una misma. frase: "unidos por el arnor". En el botón, las dos columnas unidas con el lema 'Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios'.

"Entregó su vida a la Universidad y a la política en su Valencia natal y contribuyó a crear un clima de libertad en la vida universitaria. Sus clases eran dialogadas. Le vi un día antes de morir, en Madrid. Tenía prisa, iba a coger el avión para Valencia porque tenía clase al día siguiente a primera hora", dijo el presentador del acto, el catedrático jubilado de Derecho Mercantil, Evelio Verdera. "Entre estos muros que albergaban ¡deas distintas, no contrarias, encontró el lugar ideal para prepazar su cátedra", añadió.

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