¿Cuánto cuesta un fallo anestésico?
La reunión entre magistrados y médicos ha servido a la Sedar para explicar a los jueces las peculiaridades del acto anestésico y su riesgo. Los especialistas viven con preocupación el aumento de los juicios por presuntos fallos, que han hecho de ellos el colectivo más demandado tras los cirujanos plásticos y máxilofaciales. A su malestar se suma la reciente sentencia del Tribunal Supremo, fijando la obligatoriedad de pruebas alérgicas a todos los pacientes, algo que la Sedar rechaza por "ineficaz" para detectar a los alérgicos a la anestesista."El encuentro ha sido positivo", comenta, López Timoneda, que destaca que los jueces han sido re ceptivos a la demanda de los facultativos de establecer un único baremo para la cuan tía de las indemniza ciones de los errores médicos. La diversidad de criterios judiciales ha dado lugar a sentencias tan eleva das como la que con denó a un anestesista de Mallorca a pagar 169 millones de pesetas. "No es justo que la indemnización impuesta a alguien que mata a otra persona con su coche sea de siete millones de pesetas, mientras que la que se le impone al anestesista al que se le ha muerto un paciente mientras intentaba ayudarlo sea 10 o 20 veces superior", se queja Luis Miguel Torres. Precisamente, uno de las alternativas que se barajan seria el de aproximarlas al baremo de daños que rige a los accidentes de tráfico. "Es preciso dejar claro que es muy difícil achacar la muerte de un paciente en el quirófano exclusivamente a un fallo con la anestesia", manifiesta Torres. "Existe en toda operación un riesgo, quirúrgico que se combina al anestésico. Además, lo que ganamos en seguridad con los avances tecnológicos se ve contrarrestado con el aumento de la edad de los pacientes. Ahora hay que intervenir a gente de 80, 90 y 100 años de edad, lo que plantea cirugías muy complejas de muchas horas de duración". Ante esta circunstancia, la sugerencia que los jueces han dirigido a los especialistas para cubrirse las espaldas es que no se aparten de la buena práctica prescrita por los conocimientos de la disciplina. Lo que una vez más reenvía, a juicio de los anestesistas, al problema de la falta de medios, desde monitores en los quirófanos a las salas de despertar que deberían existir para reducir las complicaciones en la fase final de la anestesia.
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