Anestesia: el miedo a no despertar jamás
Los riegos de la anestesia han vuelto al foco de la opinión pública con motivo del primer encuentro entre médicos y jueces sobre responsabilidad del personal sanitario celebrado en Madrid la semana pasada. En esas jornadas los anestesistas, uno de los colectivos más afectados por el aumento de juicios por presuntos errores médicos, exigieron al Insalud seguir los protocolos de actuación anestésicos y reforzar las medidas de seguridad para reducir el peligro en los alrededor de dos millones de pacientes que cada año se someten a una anestesia general de España.La avalancha de juicios a anestesistas por fallos en el quirófano ha avivado las aprensiones hacia este acto médico, al punto que incluso cirugías sencillas como la liposucción plantean. a los interesados la acuciante necesidad de balancear los eventuales beneficios de la operación con el riesgo de quedar dormidos en la mesa de operaciones y no despertar jamás.
Riesgo de incidentes
¿Cuál es la magnitud real del riesgo anestésico quirúrgico? Para una persona sana, la posibilidad de incidentes es de 0,08% (es decir, uno de cada 1.200 casos), pero sólo una pequeña proporción son mortales. "La mortalidad oscila entre un fallecimiento por cada 5.000 y 25.000 operaciones" indica Luis Miguel Torres, que presidió el reciente congreso de anestesiología de Andalucía-Extremadura. "Según se incluyan o no a los que llegan muy graves, con lo cual la mortalidad resulta más alta".
Los accidentes pueden deberse a reacciones alérgicas a los fármacos, capaces de causar una parada cardiaca o un broncoespasmo, que pueden ser revertidos por el especialista. O a fallos en el seguimiento de los procesos vitales del anestesiado. "En la anestesia la situación va muy rápido", dice Torres. "Entre que un paciente tiene una arritmia importante y fallezca pueden pasar tres minutos. En ese lapso hay que detectar fallos en la respiración, en los líquidos que se transfunden, en los fármacos, o si se está produciendo una hemorragia masiva e incontrolable".
Se han logrado mejoras para facilitar la toma de decisiones urgentes. Al electrocardiograma se ha añadido el electroencefalograma para leer las ondas cerebrales y conocer el grado de depresión. Con el pulsioximetro se puede medir el nivel de oxígeno en la sangre del paciente. Hay catéteres que se introducen en la arteria pulmonar para cuantificar el gasto cardiaco. Otros aparatos miden la concentración de gases anestésicos Y CO2 en el aire que sale de los pulmones.
1 Para coordinar la monitorización constante se han desarrollado sistemas informáticos que registran el desarrollo de la anestesia y que con una gráfica muestran la evolución de variables como presión arterial, frecuencia cardiaca y gases. "El programa, incorpora índices estimadores de riesgo que facilitan la toma de decisiones ante la intervención propuesta", dice Ramón Bergé, portavoz del. Grupo Palex, que. ha informatizado los servicios de anestesiología de varios hospitales de, Barcelona.
El efecto de las mejoras se observa en la baja a nivel internacional del riesgo anestésico desde los años sesenta Y se explican por el cambio del éter por gases más seguros, el perfeccionamiento de la monitorización y de los conocimientos de los especialistas. Lograr que los quirófanos del Insalud estén dotados de estas innovaciones es una meta que persiguen los profesionales. "Queremos que se fijen estándares mínimos de monitorización para controlar adecuadamente las constantes vitales", expresa Francisco López Timoneda, presidente de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (Sedar). La falta de medios, dice, es fuente de fallos que hacen peligrar al paciente y exponen al anestesista a reclamaciones judiciales.
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