Tres soberbias faenas
Hubo tres soberbias faenas de diferente corte. Fue una tarde memorable donde se disfrutó del señorío de Mejía, la naturalidad de Gutiérrez y el embrujo de Julio Aparicio.Con el que abrió plaza Aparicio empezó mostrando su clase en unas chicuelinas que remató con una larga dibujada. Con la muleta permitió que el noble astado se entregara imprimiéndole a su labor exquisitez y perfección. En los naturales bajó y corrió la mano girando la cintura cadenciosamente encadenando los pases en el mismo sitio. Por el derecho, templó y mandó con sabor, derrochando arte. Desafortunadamente, no acertó con la toledana y perdió el trofeo. Al problemático enemigo que cerró el festejo lo lidió dándole la distancia, pero no se expuso y lo, trasteó de pitón a pitón.
Xajay / Gutiérrez, Mejía, Aparicio
Toros de Xajay, irreprochables, mansurrones, excepto 1º y 5º. Jorge Gutiérrez: silencio; oreja. Manolo Mejía: palmas; dos orejas. Julio Aparicio, que confirmó la alternativa: vuelta; aplausos. Monumental Plaza México, 13 de noviembre Casi lleno.
En el segundo, Jorge Gutiérrez hizo sonar la música al ejecutar armoniosas chicuelinas antiguas. Con la pañosa se esforzó por acoplarse a un burel punteaba. Al descastado cuarto le sacó recorridos a base de tenacidad. Con el tercero, tardo, cabeza alta y probón, Manolo Mejía hizo sus mejores esfuerzos para meterlo en el engaño. Con el quinto, demostró conocer los secretos de la lidia. A base de técnica, pudo transformar a una res tarda, suelta y bronca en una con alegría y fijeza. Tras ejecutar espectaculares pares de banderillas, en la faena esculpió su tarea con tersura e inspiración. Ligó series por alto y por abajo que remató siempre con artísticos y toreros medios pases y cambios de mano.
Babelia
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