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1.500 voluntarios '"barren" la sierra norte

Antonio Jiménez Barca

La sierra de Madrid, desde El Escorial hasta Miraflores, tiene hoy una cara nueva. Ése era el objetivo de los 1.500 voluntarios de todas las edades que ayer batieron los montes con una bolsa gigante de plástico en la V Campaña de Limpieza.Se empezó pronto: a las 10.30 llegaban a la Pedriza autocares llenos de escolares de EGB procedentes de Madrid.

Uno de los chicos había señalado, con entusiasmo indisimulable, con el dedo al Manzanares a su paso por la Pedriza: "Mira, tío, un río". Su compañero de asiento levantó la cara del tebeo que leía y clavó la cara al cristal.En cuanto los muchachos bajaron del autocar hicieron cola para recibir la impedimenta: unos guantes, una camiseta y un bocadillo de media barra de jamón y queso.

Unos minutos después se organizaron los grupos, se distribuyó el terreno y salieron a buen paso a perseguir desperdicios.

Las 1.500 personas de todas las edades que ayer recogieron lo que los domingueros olvidan se desplegaron alrededor de todos los rincones de la sierra de Madrid.

Hubo incluso montañeros profesionales que se encargaron de la basura alojada en los picos más altos. Según cálculos de los organizadores, cada participante debió de recorrer unos ocho kilómetros y peinar cuidadosamente unas dos hectáreas de terreno.

Los domingueros ayer no eran muchos, a pesar del día soleado. La mayoría pertenecía a la especie de los buscadores de níscalos, con cubo de plástico y ojos fijos en el suelo. Normalmente, la Pedriza soporta unos 1.000 automóviles cada jornada festiva, aunque dentro del parque sólo pueden estar 500 a la vez.

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En total, los voluntarios recolectaron nueve toneladas de desperdicios, 200 kilos más que el año pasado.

PASA A LA PÁGINA 3

Una lavadora, una moto, una caldera y un somier oxidado, entre la basura encontrada

VIENE DE LA PÁGINA 1 El año pasado, con todo, participaron sólo 700 personas, casi la mitad de las que lo han hecho en esta ocasión. "Si se tiene en cuenta eso, podemos decir que la sierra estaba más limpia este año que el año pasado", afirmaba, una vez terminada la jornada de limpieza, el coordinador de la campaña, Juan José Fuentes.

Los voluntarios no sólo encontraron latas y papeles. También hallaron, entre otros objetos de origen peregrino, multitud de prendas de ropa interior usadas (tanto masculinas como femeninas), un cascarón de lavadora, una moto desguazada, una caldera de un calentador de gas y un somier oxidado en estado ruinoso que Araceli Torres, de 54 años, descubrió al lado del Manzanares y cargó durante medio kilómetro.

"Yo he venido a esta sierra desde que era pequeña, a mí me han crecido los dientes aquí", comentaba esta mujer, quien lamentaba que el estado de la sierra se haya degradado tanto desde hace 20 años.

A limpiar al monte acudieron personas de toda condición física: desde una niña de 11 años en silla de ruedas empujada por sus padres hasta expertos montañeros que se encargaron de la basura de los picos más altos.

Sin contenedores

El padre de la niña, Pedro González, se quejaba de que en dos horas y media de actuación limpiadora no había encontrado -ni él ni nadie de su familia- un solo contenedor: "Lo de las bolsas que entregan a todos los domingueros a la puerta no funciona muy bien", decía.

A los picos subieron los miembros de la Escuela de Montaña de la Pedriza y los Mountain Wilderness. Estos últimos tienen experiencia en lo que a operaciones ecológicas de gran altura se refiere: ya han viajado para limpiar de basura el Everest.

Los niños, que habían venido de colegios de Madrid y de pueblos de la sierra de la Comunidad, también disfrutaban mientras cargaban con la bolsona y establecían curiosas comparaciones: "El bosque es como en la película Robin Hood, papá", decía uno de los pequeños.

Entre los diversos grupos actuaban como enlaces miembros de la Escuela de Montaña de la Pedriza. Armados con transmisores de onda corta, mantenían la comunicación entre los diversos elementos. Pero además se ocupaban de cargar a la espalda la basura que muchos de los niños habían recogido y con la que ya estaban sudando demasiado.

Los organizadores se mostraban contentos. Y la gente también. El doble objetivo estaba conseguido: por un lado, la basura había desaparecido -por lo menos hasta el próximo domingo-; por otro, habían enseñado a los niños (y éstos a los domingueros que pasaban el día en la Pedriza) qué pasa cuando el papelito se queda en el suelo.

Sin embargo, para el año que viene la estrategia de la campaña variará: "En la VI edición se buscará gente más experimentada en la montaña. Todavía hay mucha basura en lugares de dificil acceso, desperdicios que llevan allí mucho tiempo y que cualquiera no puede arrancar de ahí", cuenta Juan José Fuentes.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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