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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Paisaje con figuras

En las cubiertas de los discos del sello ECM abundan las fotografías en blanco y negro de paisajes desolados, sombríos y, a menudo, inmersos en atmósferas nebulosas que ocultan un horizonte nítido. Añade misterio al cuadro la ausencia de figuras, del menor atisbo de calor humano. En sintonía con la estética de las portadas de sus discos, los jazzmen de ECM no franquean la puerta con facilidad al oyente, ni hacen concesión alguna para ganarse el aplauso fácil. Muy al contrario, hacen extensivo el esfuerzo y proponen una comunión artista-audiencia para exprimir a la par la música carnosa, esencial y enigmática que sale de sus instrumentos. Lo cierto es que cualquier energía se da por bien gastada cuando se emplea en colaborar con músicos del calado de los que componen esta banda de buques insignia del sello alemán, in líderes nominales ni ejecutivos, qué maravilló al público del Círculo de Bellas Artes.La bondad técnica de cada miembro del cuarteto se correspondía con una robustez expresiva sin estridencias y sin límites visibles. El goce de crear juntos no se traducía en guiños de complicidad, sino en gestos de concentración casi telepática que anunciaban un despegue inmediato hacia espacios homogéneos pero contrastados, de relajada intensidad y belleza serena.

John Abercrombie, John Surman, Marc Johnson & Peter Erskine

John Abercrombie (guitarra), John Surman (clarinete bajo y saxo soprano), Marc Johnson (contrabajo) y Peler Erskine (batería). Círculo de Bellas Artes. Madrid, 11 de noviembre.

Johnson mostró su contrabajo limpio del estigma de seguidor acérrimo de Eddie Gómez y le hizo hablar con la voz imponente de la independencia estilística. En la otra mitad de una misma cara, John Surman sorprendió con su exquisito sonido al clarinete bajo y dejó volar la imaginación en una impresionante demostración de respiración circular con el saxo soprano. Peter Erskine, omnipresente, lo dejó todo dicho.

Cuando los timbres se fundían en catárticos raptos de jazz libre, el batería guiaba con una luz clara y amigable que ayudaba a delimitar los contornos de la masa sonora. Suya fue la última palabra de un discurso estimulante.

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