Pato asesinado
Paseando este pasado domingo a mediodía por el parque de la Fuente del Berro, al pasar junto al cercado de los patos vi a un señor dentro del mismo buscando algo; a este, lado de la tela metálica, dos niños pequeños le esperaban. Finalmente, y de entre un arbusto de cañas, apareció el señor con un bulto en las manos y lo dejó en el suelo. Apareció lo que era: un pato. Le levantaba las alas, lo movía. Nada, el desafortunado animal estaba irremisiblemente muerto. Era un ánade real comprado de pequeño, hacía tres meses, en el comercio habitual. Al no poder seguir teniéndolo, lo habían dejado el día anterior en esa particular patera, después de consultarlo con algún empleado del parque. Pero el animal tenía la cabeza machacada y el cuerpo del delito, una piedra con manchas de sangre, todavía estaba por allí. La anilla de identificación puesta por su familia había desaparecido y el animal se encontró con otros cadáveres de congéneres.Estamos de acuerdo en que Agatha Christie no tomaría el ánade real para protagonista pasivo de sus novelas, pero si parece una crueldad inadecuada con los impuestos que pagamos.
Una última reflexión vendría del lado del comercio de mascotas y la necesidad de que junto al animal se recibiera un folleto titulado Qué hacer para cuando se harte. Nada más. Ésta sería mi perplejidad sobre esta peculiar "ley de parques y jardines", pero vivimos la incultura de los desechos, ¡ay de los que sobran!.-
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