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El descanso de los Alba

Vicente González Olaya

Parte de la historia de Flandes reposa en Loeches (2.450 habitantes). Este municipio cuenta, desde hace más de tres siglos, con un curioso cementerio. La tradición cuenta que Gaspar de Guzmán y Pimentel, conde-duque de Olivares, construyó en el interior del convento de las dominicas un panteón. Quería ser enterrado allí cuando muriera. Los arquitectos levantaron un gran panteón de mármol negro que imitaba al de Felipe II, en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Cuando el conde-duque murió, la casa de Alba heredó sus bienes. Por eso, desde el siglo XVI, junto al conde-duque, allí reposan los restos de los principales miembros de la familia que gobernó los Países Bajos.

El centro del panteón está presidido por un sepulcro de mármol blanco de Carrara (Italia). La escultura yacente corresponde a Francisca de Sales, hermana de la emperatriz Eugenia de Montijo. En torno suyo se sitúan 14 urnas negras. Ya se han instalado los nichos que acogerán a la actual duquesa y a su hijo, el duque de Huéscar.

Más información
Cementerios que se mueren

El panteón abre, por la mañana, de martes a viernes. Por la tarde hay que avisar a Ventura, la guardesa, que vive en la calle del Sol, 14. El mejor momento para visitarlo es al mediodía, cuando el sol se cuela por el único tragaluz del panteón y los haces de luz rebotan en el mármol que cubre sus paredes.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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