La coctelera alavesa
En UA conviven varias ideologías bajo el paraguas de un frente común contra el proyecto nacionalista
"Tengo que emigrar a Santander a diario porque me obligaban a aprender euskera para impartir clases de lengua y literatura Española. El partido socialista no ha podido ser el muro de contención del nacionalismo, y hay que frenarlo como sea", dice J. A. V., de 36 años, profesor vizcaíno, casado y con un hijo.F. C., empleado de 46 años, soltero: "Antes votaba PP, y AP, porque creo en las tradiciones, pero ahora sólo, UA representa esa imagen de la provincia". C. C., empresario alavés, casado y con dos hijos, afirma: "Estoy harto de las continuas vejaciones y menosprecios a los alaveses". "Ya sabemos que Vizcaya es del PNV, pero no pueden construirlo a costa de los alaveses". L. B. de H., psicóloga de 37 años, divorciada con dos hijos: "Éste no es un partido de derechosos, yo me considero feminista y de izquierdas". J. R., 26 años, vitoriano: "Siempre he votado socialista, y ahora UA, pero rompería con ellos si pactan con los conservadores".
Todos ellos votaron lo mismo el 23-O en el País Vasco: Unidad Alavesa. Antes habían apostado por opciones que van desde HB hasta Fuerza Nueva, pasando por el PP y PNV, o PSOE, Se trata de una gran coctelera que, a base de agitar y revolver, ha formado un combinado blindado contra lo que denominan el "colonialismo nacionalista", cuyo éxito más reciente ha sido atravesar una viga en el proyecto nacional vasco. Lo expresan diciendo: "A ese proyecto le falta Navarra, y a Álava le queda poco tiempo. Y ninguna silla se sostiene sólo con dos patas".
Semejante batiburrillo de ideas sobre una misma mesa sólo puede resistir gracias al pegamento de unos sentimientos debidamente espoleados, en los que se mezcla la historia y el desencanto, pasando por el miedo.
Para C. C., joven empresario alavés, el verdadero empeño del PNV es colocar a Vizcaya al frente de la economía, y Álava y Guipúzcoa, después. "Ése es su gran proyecto de cohesión, dejar a los demás en cola y servir a Vizcaya para sus propósitos".
R. L. O. de Z., de 64 años, soltera, votante del PNV, se presentó esta vez a las urnas con dos papeletas, la de Unidad Alavesa y la de Eusko Alkartasuna., "Valía cualquiera de los dos con tal de no votar PNV, porque se están pasando con Álava, parece que sólo les interesa Bilbao, y eso no puede ser. Estoy muy enfadada con el PNV".
Al proyecto se han sumado también gentes que proceden de la izquierda. L. B de H., fue a Madrid a estudiar psicología. Al volver, 10 años después, "me encontré una ciudad diferente a la que dejé, no era la mía. No podía acceder a puestos de trabajo por el idioma, y eso es un atraso social. Cualquier persona mínimamente contestataria protestaría".
Y todo esto, inyectado en los ciudadanos con un discurso centrado en la posibilidad de perder lo conseguido produce miedo y crea una piña. La misma piña que en 1915 logró formar Eduardo Dato, el ilustre andaluz diputado por Álava, quien creo un partido para defender a la provincia del empuje de potencias como Vizcaya y Guipúzcoa. Hoy, casi 80 años después, ese discurso alavesista lo abandera el lucense Pablo Mosquera.
Es lo que algunos afiliados llaman la "revolución social", y que Mosquera adorna en sus discursos con citas de Miguel Hernández. Un partido que aspira a gobernar las instituciones alavesas, pero cuya virtud, la variedad, es también un problema. Acercarse a unas u otras formaciones para gobernar en coalición puede sublevar a uno y otro sector de la coctelera.
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