La unión monetaria, la reforma institucional y la ampliación son los objetivos para cinco años
X. VIDAL-FOLCH /J. C. GONZÁLEZ Culminar la Unión Económica y Monetaria (UEM), reformar las instituciones en el horizonte 1996 y preparar el camino para la ampliación de la Unión Europea (UE) hacia el Este son tres de los objetivos básicos para la Comisión Europea entrante. El nuevo colegio de comisarios se reunió ayer por vez primera, bajo la presidencia del luxemburgués Jacques Santer. El encuentro, en el castillo de Senningen, aplazó a diciembre el desarrollo de estas prioridades para los cinco próximos años, aunque Santer colocó en esas competencias peones de confianza política. Quedó también pendiente la elección de vicepresidentes. La batalla por el reparto de carteras ocupó casi todo el tiempo.
Tres de los grandes objetivos iniciales del gabinete Santer tienen un hilo conductor común: desarrollar al máximo las piezas maestras de la UE ya establecidas por la Comisión saliente (cuyo mandato expira en enero de 1995), y explorar un nuevo horizonte que dote de mayor coherencia a la Europa comunitaria. Los tres correrán a cargo de comisarios ideológicamente alineados con Santer: los democristianos Hans van de Broek (Este) y Marcelino Oreja (instituciones) y el gaullista Yves-Thibault de Silguy.Aunque los reunidos no pudieron entrar en materia programática, su presidente recordó que las líneas de actuación eran las trazadas en su discurso de investidura ante el Parlamento Europeo, el pasado julio. Y aprovechó para congratularse de haber cumplido el plazo que éste le dio para distribuir responsabilidades. "Todo ha marchado bien", dijo, satisfecho: habían acudido los 21 propuestos, incluida la italiana Emma Bonino, procedente de Nueva York y nombrada menos de 24 horas antes.
A la espera de desarrollo más concreto, algunas de las prioridades están ya establecidas. Se trata, en primer término, de culminar la UEM diseñada en el Tratado de Maastricht. En 1996 debería iniciarse su tercera fase, la que da paso a la moneda única. El reto se centra en conseguir que una mayoría de Estados miembros, logren la necesaria convergencia de su inflación, tipos de interés, déficit y deuda públicos según los baremos pactados. La UEM es calificada por Jacques Santer como una "contribución esencial" al programa de lucha contra el paro.
Empujar el calendario
La moneda única es el gran test del futuro de la Unión: si habrá o no varias "velocidades" para alcanzarla; si éstas se institucionalizarán o no en una "geometría variable". La posición del presidente, mayoritaria en los países pequeños del centro europeo, se acerca a la alemana (empujar al máximo en calendario y profundización), por contraste a la británica, pero al mismo tiempo es algo más flexible.
Santer también considera prioritario definir cuanto antes el rumbo institucional de la UE para preparar la Conferencia Intergubernamental de 1996. El presidente entrante es partidario de reforzar los poderes del Parlamento y revisar el actual funcionamiento de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), así como de aumentar la cooperación en el llamado tercer pilar, el de Interior y Justicia, hoy puramente intergubernamental. Lo mismo piensa del segundo pilar -la PESC, Política Exterior y de Seguridad Común-: "A la UE no sólo le falta una cohesión política suficiente", manifestó Saner, "sino también capacidades e influencia y medidas de intervención, incluidas las militares". Así, puede esperarse de la presidencia el máximo apoyo a la Unión Europea Occidental.
La reforma institucional en el horizonte de la Conferencia de 1996 debería suavizar la superposición de competencias entre las instituciones, y desembocar en un acuerdo para hacer más viable el proceso de toma de decisiones. Ahí se enfrentarán los partidarios de mantener el actual statu quo, en el que los pequeños países gozan de una sobrerrepresentación en cuanto a su peso real, con los partidarios de cambios radicales. La eliminación del veto y la reconsideración de las mayorías de bloqueo, generarán una ardua discusión en el mandato. Una tercera prioridad del período 1995-1999 será "preparar la adhesión del Este europeo" para que esta expectativa ofrecida a los antiguos países comunistas "mantenga su credibilidad". La apertura al Este deberá conjugarse con la mirada hacia el Sur, el Mediterráneo. Esta es la gran apuesta de España y los otros países latinos de la UE.
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