"Si hubiéramos comprado Ibercorp ..."
En la segunda comparecencia de Conde ante el Congreso volvió a aflorar una cuestión recurrente de su discurso: si Banesto hubiera comprado Ibercorp, ¿el Banco de España acabaría destituyendo a Conde y su consejo como hizo el 28 de diciembre de 1993? Conde ya ha dicho que de darse esa circunstancia, no hubiera habido intervención. José Pérez, director general del Banco de España, dijo que si Banesto hubiera comprado Ibercorp hubiera, ocurrido lo mismo. "De hecho dijo en el Congreso el 21 de octubre ahí tienen sus Señorías al Banco Santander, que también se negó a comprar Ibecorp". Hay quien arriesga a o pinar que, el ex presidente cree, a estas alturas, que cometió un error al no adquirir Ibercorp en febrero de 1992 y lanzarse, en cambio, a una batalla frontal por el derrocamiento de Rubio como gobernador del Banco de España. A mediados de diciembre de 1991, un mes y medio antes del estallido de Ibercorp, Conde y Jaime Soto, socio entonces de Manuel de la Concha, negociaron un asunto importante: la compra por parte de Banesto de tres sociedades de la empresa Sistemas Financieros que poseían el 14,33% de la propia compañía con un pacto de recompra a un año. SF tenía entonces un autocartera del 25%. El acuerdo se firmó el 19 de diciembre de 1991. Una negociación más amplia, de fusión entre Ibercorp y Bandesco, filial de Banesto, no salió adelante. Por tanto, Conde tenía información oficial en el mes de diciembre sobre Ibercorp. Pero eso no era todo. Desde antes ya poseía información privada. Una de los hombres que se había ocupado de atender sus negocios personales en el Banco del Progreso estaba trabajando desde hacía largo tiempo clandestinamente para empresas de seguridad vinculadas al hombre de Conde, Fernando Garro, y a Banesto. Y oficialmente se había unido a Bandesco, filial de Banesto, a mediados de 1991. Se trataba de Cándido Fernández Tendero. Este fue uno de los ejecutivos del Progreso que concedió, en enero de 1990, a la sociedad Schaff Investments un crédito de 110 millones para invertir en acciones de SF (las acciones fueron dadas como garantía del crédito). A la firma de ése préstamo acudieron a ver a Fernández Tendero, Jaime Pittaluga, primo del entonces gobernador del Banco de España, la hermana de éste, Maria Teresa Rubio y su esposo, André Laurent-Atthalin. Los tres eran, presumiblemente, la tapadera y/o los so cios del entonces gobernador. Había también otra fuente para detectar la si tuación de Ibercorp.El abogado Matías Cortés, asesor de Conde, que había propiciado un acercamiento en 1988 con Manuel de la Concha por la amistad entre éste último y Mariano Rubio, también conocía los problemas de Ibercorp. Había trabajado como abogado para Manuel de la Concha y Jaime Soto en una negociación en la que se exigió mucha dureza frente a la extorsión del empresario José Luis Carrillo. Y, en el verano de 1991, Cortés había preparado una mesa de negociación para que Javier de la Rosa adquiriese una participación importante en Ibercorp, y que permitió a JR también tener acceso a las vergüenzas de De la Concha y Soto. En resumen: fue Conde quien vio una doble oportunidad para meter sus narices en Ibercorp. La razón confesable era echar una mano en el tema de la autocartera a De la Concha y Soto; la inconfesasable, seguir de cerca una trama, en la que según ya sabía Conde estaba enredado Rubio. Conde, pues, tiró el anzuelo en Ibercorp. Y Mariano Rubio picó. En los últimos meses de 1991, el banco emisor no objetó el montaje más o menos evidente de Gescam para apuntarse 8.157 millones de beneficios ni otras operaciones.
Rubio estaba haciendo dos cosas al mismo tiempo: intentar salvar espúreamente Ibercorp (y a si mismo ya que era socio del grupo) y convertir a Conde en un aliado (medios de comunicación dichosos) para su aspiración a un tercer mandato en el Banco de España. Aunque la comisión Rubio no analizó la participación de Conde en el "aparcamiento" de la autocartera de Ibercorp, fue el diputado "popular", Fernando Fernández de Troconiz, quien preguntó a Conde en su segunda comparecencia por la operación de Sistemas Financieros. El interrogado no acusó impacto.
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