Patarroyo: "Mi vacuna de la malaria no debe costar mas de 35 pesetas"
La OMS se muestra reacia a su aplicación masiva
El científico colombiano Manuel Patarroyo y la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se entienden y la crisis se ha agravado tras hacerse públicos ayer los resultados del primer ensayo clínico en África. Detrás de las reticencias muchos ven las presiones de las multinacionales farmaceúticas para que se retrase su aplicación masiva amparándose en que el grado de protección obtenido ronda él 31%. Ayer, Patarroyo afirmó: "No quiero que mi vacuna cueste más de 25 centavos (35 pesetas) las tres dosis".
El científico colombiano, que ha mantenido una conflictiva relación con el establishment científico, explicó sobre el tema de dónde se produciría la vacuna y cuánto costaría: "Ha habido negociaciones por parte de la OMS con la industria farmacéutica que no me han gustado". También anunció ensayos clínicos masivos en América Latina y África a partir del año que viene para evaluar mejor la eficacia de la vacuna en disminuir los fallecimientos.El científico colombiano reconoció en Barcelona, donde acudió para acompañar al equipo español que ha hecho el ensayo en Tanzania (ver EL PAÍS de ayer) que el tema de su intento de cesión de la patente ala OMS "es duro", pero también aseguró diplomáticamente que el conflicto está en vías de solución "aunque todavía no se ha entregado la patente". Personas de su entorno señalaron que ya existe un reconocimiento general de que se trata de la primera vacuna de la historia contra la malaria pero que ahora la estrategia de las multinacionales y de Estados Unidos es conseguir que se dilate su aplicación mientras intentan obtener frutos de sus esfuerzos, infructuosos hasta ahora, para lograr una vacuna.
Un millón de muertos
Sobre este tema, Patarroyo aseguró: "Aunque no lográramos perfeccionar la vacuna, si evita un tercio de los 300 millones de casos de malaria anuales que hay en el mundo no podemos darnos el lujo de ignorarla". Anunció que están en proyecto ensayos masivos (de hasta cientos de miles de personas) para valorar su influencia en la mortalidad por malaria (más de un millón de fallecimientos al año), sin especificar si serán o no avalados por la OMS.Para poderlo hacer acelerará tanto la producción de la vacuna como su inscripcion en los registros de los países que soliciten hacer los ensayos. También pidió solemnemente a las instituciones españoles que le han apoyado hasta ahora -el CSIC y el Hospital Clínico de Barcelona fundamentalmente- que los coordinen.
La OMS emitió un comunicado el jueves en el que señalaba que los resultados del ensayo africano son muy alentadores, pero descartaba una pronta aplicación masiva de la vacuna mientras no se perfeccione y se hagan más pruebas.
Ayer, Manuel Patarroyo explicó que se trataba de "una frase desafortunada" que se le había colado a la OMS y que venía de hablar con ellos y todo estaba bien. Pero la OMS insiste en probar otras vacunas candidatas en los próximos años y no centrarse en la de Patarroyo.
No es para turistas
Tanto Patarroyo como el epidemiólogo español Pedro Alonso, que ha dirigido el ensayo en Tanzania, señalaron que la vacuna no será eficaz para turistas y viajeros que lleguen a zonas endémicas de malaria. "Hemos debido escoger qué tipo de vacuna queremos y pretendemos que sea de utilidad para el Tercer Mundo", explicó Alonso.La vacuna protege al menos durante tres anos, que es lo que han durado los estudios hasta ahora. En todo caso, sería necesaria una dosis de recuerdo en vez de las tres dosis iniciales.
La posibilidad de que el parásito se haga resistente a la vacuna igual que se ha hecho a los fármacos es considerada despreciable por Patarroyo: "La vacuna se basa en fragmentos del parásito que son muy constantes, y no es lo mismo que con una droga, que actúa paralizándolo. La vacuna activa el sistema inmume, le enseña a cortarle las manos al parásito para que no se pueda Agarrar y tendrán que pasar centenares de años antes de que evolucione para poderse agarrar con los labios, por ejemplo", explicó el científico didácticamente.
Su exposición inicial fue un rosario de agradecimientos a los científicos e instituciones españoles que le han ayudado junto a elípticas referencias a su conflictiva relación con el lletnocentrismo científico [ciencia anglosajona] que tiende a ignorar lo que sucede en la periferia". "No importa lo que tengamos que batallar", dijo, "que ellos batallen por lo suyo, que también es legítimo".
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