La fiebre produce proteínas protectoras
El investigador español Jesús Villar, que ha trabajado los últimos años en Canadá, ha advertido de la posibilidad de que la fiebre favorezca la curación de enfermedades bacterianas, por lo que cuestiona la conveniencia de su tratamiento para que baje. Villar comenta que, si se confirman sus investigaciones, la subida de temperatura que se produce en el cuerpo cuando lucha contra la infección podría ser el mecanismo por el que las células fabrican unas proteínas, denominadas de estrés, que serían las encargadas de proteger al organismo de la enfermedad.Esta hipótesis está basada en los trabajos de los últimos años sobre modelos animales (especialmente ratas) de Villar y su equipo. El último artículo sobre el tema lo han publicado el pasado mes de junio en la revista Critical Care Medicine. El hallazgo, en palabras del investigador, significa que las células de cualquier animal al que se le aplica calor, sintetizan a través de determinados genes las proteínas de estrés, con las que hacen frente a enfermedades. Los resultados son espectaculares: los animales sometidos a este tratamiento térmico sobreviven sin cuidados externos a enfermedades como la insuficiencia respiratoria aguda o la infección generalizada, conocida en términos médicos como sepsis.
La historia de este descubrimiento médico es paralela a la de Villar, un canario licenciado en Medicina por la Universidad de La Laguna, que realizó la especialidad en medicina intensiva. En 1987 marchó becado por el Gobierno de Canarias a Canadá, donde se formó como médico investigador adscrito al Mount Sinai Hospital de la Universidad de Toronto. Villar comenzó sus investigaciones para reproducir en animales determinadas enfermedades humanas para su posterior tratamiento.
Es en esta fase cuando, después de trabajar con ventilación mecánica aplicada a animales con insuficiencia respiratoria, decidió ir más allá y buscar soluciones a nivel molecular a las enfermedades que más se dan en los departamentos de cuidados intensivos, como las insuficiencias pulmonares o la sepsis. Villar comenta que, por casualidad, leyó un artículo en la revista Science, en 1988, y se interesó por la respuesta que tienen las células ante cualquier factor externo, o estrés, que ponga en peligro su funcionamiento.
Resultó que sintetizan un grupo de proteínas que fueron descubiertas en 1972. Villar explica que la célula, cuando está sometida a la aplicación de calor, que le puede perjudicar, transmite a su núcleo un mensaje y ordena a unos determinados genes que fabriquen estas proteínas, con el fin de proteger el organismo.
A 41 grados
Villar y su equipo basaron sus posteriores actuaciones de laboratorio en el experimento realizado por otro grupo de investigadores. Este ensayo consistió en calentar a unas ratas a 43º centígrados durante un periodo de 15 a 30 minutos, con el resultado de muerte para todas ellas. Sin embargo, si la temperatura a la que se somete al animal es de 4lº durante el mismo periodo de tiempo, la respuesta del organismo de las ratas es fabricar las proteínas del estrés. Si a ese mismo animal después de generar las proteínas se le vuelve a someter a 43º, todas sobreviven.Villar quería realizar el experimento pero con enfermedades humanas, y decidió calentar varias ratas a 4l' y producirles a continuación una enfermedad como insuficiencia pulmonar aguda o una infección generalizada a través de una peritonitis. El resultado fue una supervivencia mucho mayor entre las ratas calentadas que entre las no calentadas.
Ahora, según Villar, queda un tercer paso, consistente en buscar un método alternativo al calor para que el organismo fabrique las citadas proteínas. Él ya tiene ideas de cuáles podrían ser esos métodos. Uno de ellos es la inyección en el organismo mediante un vector vírico del gen que produce esas proteínas. También podrán administrarse al enfermo las proteínas necesarias una vez sintetizadas en los laboratorios.
Villar y su equipo en Toronto continuarán trabajando en el tema mientras Villar alterna este trabajo con su labor en el hospital de La Candelaria, en Santa Cruz de Tenerife, del que recientemente fue nombrado director de investigación.
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