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Major acepta como permanente el alto el fuego IRA y da luz verde al diálogo con el Sinn Fein

El primer ministro británico, John Major, hizo pública ayer la decisión más esperada en Irlanda del Norte, al anunciar su aceptación del alto el fuego del IRA como permanente. Al declararse dispuesto a asumir que la tregua es definitiva, tras una guerra de palabras que ha durado 51 días, el primer ministro dio luz verde a las conversaciones exploratorias con el Sinn Fein, brazo político del IRA, sobre el futuro de la provincia. El primer ministro escogió el escenario del hotel Europa, en Belfast, la capital norirlandesa, reconstruido tras repetidos bombardeos terroristas, para hacer público su anuncio y precisar que los primeros contactos con el partido que lidera Gerry Adams se producirán "antes de que finalice el año".

La decisión de Major fue acogida con satisfacción por el Sinn Fein y con corrección por representantes de los partidos unionistas del Ulster. Para nadie era un secreto a estas alturas que el final de este largo tira y afloja del Gobierno conservador en torno a la tregua del IRA estaba próximo. En una calculada intervención ante miembros del Instituto de Directores de Belfast, Major anunció también el levantamiento de la prohibición que pesaba desde diciembre de 1982 sobre el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, y el número dos del partido, Martin McGuinnes, de entrar en Gran Bretaña.McGuinnes recibió la noticia con entusiasmo. "Por fin se mueve en la dirección correcta el Gobierno británico", dijo. El primer ministro irlandés, Albert Reynolds, se felicitó también por una decisión calificada por su ministro de Asuntos Exteriores, Dick Spring, como "de extraordinaria importancia".

Sólo el líder del radical Partido Unionista Democrático, el reverendo lan Paisley, dio muestras de desagrado por la declaración de Major. A su juicio, el primer ministro británico ha vuelto a faltar a la palabra dada al pueblo de Irlanda del Norte al aceptar la permanencia del alto el fuego del IRA sin que la organización terrorista fuera más lejos en sus aclaraciones.

Sin embargo, Major incluyó en su discurso palabras de satisfacción por la tregua de los paramilitares probritánicos, anunciada el pasado día 13, y les prometió el establecimiento de alguna clase de diálogo "en el momento apropiado".

3.000 muertos

La declaración de Major representa un paso adelante fundamental, tras las treguas permanentes declaradas por el IRA primero y por los paramilitares después, para abordar el futuro de una Irlanda del Norte finalmente en paz después de más de 25 años de violencia sectaria con un saldo de 3.000 muertos y decenas de miles de heridos.

La idea generalizada ayer, sin embargo, era que en estas conversaciones preliminares con el Sinn Fein -previstas en la declaración de Downing Street que firmaron los primeros ministros de Irlanda y el Reino Unido el 15 de diciembre de 1993- no se verán envueltos políticos, sino simplemente altos oficiales y miembros de los servicios de inteligencia británicos. La razón de ello hay que buscarla en las propias declaraciones de John Major, que ayer indicó claramente que "la paz no puede quedar asegurada hasta que los paramilitares de uno y otro signo no entreguen sus armas".

Unos y otros cuentan con un considerable arsenal que, según Major, se halla escondido a ambos lados de la frontera que separa la República de Irlanda del Ulster. La forma en que los Gobiernos de Londres y de Dublín organicen la confiscación de estas armas será uno de los temas a tratar en la reunión que tienen previsto celebrar John Major y Albert Reynolds el próximo lunes en la residencia de campo del primer ministro británico.

Si bien John Major se decidió ayer a "asumir" de una forma activa la permanencia del alto el fuego del IRA sin que la famosa palabra haya sido incluida ni en la declaración oficial de la tregua -el 31 del pasado mes de agosto- ni en posteriores intervenciones de Gerry Adams, el Sinn Fein tendrá que tragarse, momentáneamente al menos, otro sapo.

Orden público

El primer ministro insistió ayer en Belfast en que los soldados británicos seguirán de momento patrullando las calles y carreteras del Ulster. Sin embargo, Major admitió que tal decisión será revisada próximamente con vistas a que sea la policía civil la que asuma las tareas de protección del orden público.

En un contexto de euforia generalizada, el ministro para Irlanda del Norte, Patrick Mayhew; dio otra buena noticia a los sectores nacionalistas del Ulster al anunciar que la totalidad de las carreteras que unen a la provincia con la República de Irlanda, cerradas durante los años de los disturbios, serán abiertas una a una.

Major anunció además la próxima publicación de un documento-marco redactado por representantes de los Gobiernos de Londres y de Dublín, en el que estará contenido de alguna forma el programa al que se atendrán las conversaciones exploratorias.

Será presumiblemente Martin McGuinnes, número dos del Sinn Fein, el portavoz autorizado del partido republicano para intervenir en este diálogo exploratorio que ayer autorizó John Major.

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