Gobierno y guerrilla avanzan hacia la paz
"La paz en Angola está a nuestro alcance, y esta vez estamos seguros de que será duradera. Es tan sólo una cuestión de días". El optimismo del mediador de las Naciones Unidas Aloune Blondin Beye, ex ministro de Asuntos Exteriores de Malí, era notorio al anunciar en Lusaka, la capital de Zambia, el final de las discusiones entre las delegaciones del Gobierno angoleño y de la UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola). Los contendientes han necesitado casi 11 meses para redactar un acuerdo básico. Tan sólo falta la firma del documento, que se puede producir, según Beye, en los próximos días, y las modalidades de alto el fuego, que únicamente entraría en vigor 48 horas después de la ratificación del pacto de Lusaka.El acuerdo establece la concesión a UNITA de la titularidad de los ministerios de Salud, Obras Públicas, Comercio y Turismo y Hoteles, y los puestos de viceministro en Interior, Defensa, Finanzas, Agricultura, Asuntos Sociales e Información. Ha causado sorpresa la aceptación por parte del movimiento presidido por Jonás Savimbi, que rechazó los resultados de las elecciones celebradas en septiembre de 1992, del reparto de gobernadores, sobre todo en lo que respecta a Huambo, sede de su cuartel general y donde su organización guerrillera cuenta con mayor respaldo. UNITA obtendrá los puestos de gobernador de las provincias de Uige, Lunda Sul y Cuango Cubando, y los de vicegobernador de Luanda, Bengo, Bié, Huila, Bengela, Cuanza Sul y citada Huambo.
También ha causado extrañeza que UNITA no hiciera hincapié en la cuestión de la seguridad de su líder, desaparecido de la escena pública desde hace meses, hasta el punto de que han circulado intensos rumores sobre su estado de salud. Fuentes gubernamentales en Luanda atribuyen la ausencia a una de las habituales "jugadas de suspense, al estilo de Hitchcock, que tanto gustan a Savimbi".
A pesar del optimismo destilado por Beye, diplomáticos occidentales acreditados en Luanda mostraron ayer su escepticismo ante lo que no representa más que un primer paso, que ha costado demasiado tiempo dar.
Preocupa mucho más la aplicación de la paz, algo todavía muy lejano, teniendo en cuenta el grado de desconfianza existente entre las partes y la ferocidad de los dos últimos años de guerra.
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