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Delibes afirma que ha sido invitado a participar y ganar el Premio Planeta

Estreno teatral en París de 'Las guerras de nuestros antepasados'

Enric González

Miguel Delibes cumplió ayer 74 años. Y uno de los regalos que recibió fue el estreno de La guerre promise, versión teatral francesa de su obra Las guerras de nuestros antepasados, en el teatro parisino de Nesle. "No he visto ningún ensayo, así que aún no sé si el regalo es bueno o malo", dijo ayer tarde en París, horas antes de abrirse el telón. El escritor castellano, Premio Cervantes 1993, habló del premio Planeta y dijo: "Me han invitado a concursar varias veces, pero yo siempre he declinado. Por supuesto, siempre me han garantizado el premio".

Aunque el encuentro con los periodistas era para hablar del estreno teatral, se le preguntó mucho a Delibes por su opinión sobre el premio Planeta, que el sábado recibió Camilo José Cela. Procuró esquivar el tema, pero finalmente hizo un comentario: "Todos sabemos lo que es, un premio muy goloso aunque mas de la mitad de los 50 millones se los lleve Hacienda". "A mí", dijo, "me han invitado a concursar varias veces, pero yo siempre he declinado. Por supuesto, siempre me han garantizado el premio, aunque como no he ido no sé si la garantía era sólida. Es un asunto comercial, no muy acorde con mi opinión sobre lo que debería ser un certamen literario: una oportunidad para autores noveles". "Lo que más me extraña", añadió Delibes, "es que algunos miembros del jurado, como José María Valverde, se avengan a las exigencias del editor José Manuel Lara".El productor, director y actor principal de La guerre promise es el argentino Óscar Sisto, que ha trabajado sobre una traducción del catedrático de español Albert Bensoussan. "No conocía a Sisto y no he participado en la puesta en escena de la obra", explicó Delibes, "pero se trata de un hombre que ha ganado un Premio Molière y está claro que hay que fiarse". Óscar Sisto, que ganó el citado premio en 1993 por su trabajo en la comedia musical Mortadela, del también argentino Alfredo Arias, señaló a su vez que La guerre promise era una obra de máxima actualidad. "Se trata de una pieza sobre la violencia, con sólo dos actores, con una mezcla muy sabia de humor, crueldad y ternura, ideal para un actor", explicó.

La adaptación teatral de Las guerras de nuestros antepasados se estrenó en Madrid en 1990, interpretada por José Sacristán y Juan José Otegui, y permaneció en cartel durante más de un año. Delibes sentía ayer curiosidad "por escuchar cómo se expresa en francés Pacífico Pérez, el protagonista", un hombre humilde que encarna Ias dificultades que encontramos todos para ser buenos y el contagio de una violencia ambiental que nunca ha dejado de estar con nosotros".

El escritor de Valladolid había viajado mucho a París entre 1959 y 1964, cuando la editorial Gallimard empezó a traducir sus obras. Pero no había vuelto a la capital francesa en los últimos 30 años, y ayer se le veía más animado y buenhumorado que de costumbre. "No es que en general esté desanimado, sino que uno encadena años y achaques, y el peor de esos achaques es la dificultad para crear", explicó. "Llegado un cierto momento, uno tiene la impresión de haber llegado ya a su techo".

Agresividad política

También se mostró desalentado el escritor por "la excesiva agresividad recíproca de los dos principales partidos españoles, el Socialista y el Popular, que desazona al hombre de la calle y tiene consecuencias aún más graves que la corrupción". Pero ayer no era día para quejas, y el maestro prefirió bromear sobre Brigitte Bardot, la perdiz, su querida caza, la burocracia española y todo cuanto se le puso a tiro. "Es que estrenar en París tiene importancia y hay que estar contento", señaló, antes de mostrar su preocupación por la mala salud del teatro español. "Sólo las compañías de vanguardia catalanas y andaluzas mantienen vivo el teatro", dijo, "y no salen nuevos autores. Hay muy buenos escritores en España, y ahora mismo existe un centenar de autores jóvenes de los- que cinco, diez o quince darán sentido a toda la generación", siguió, "pero es más barato editar una novela que montar una representación teatral, y para los actores es más rentable trabajar para la televisión que en los escenarios. Por una razón o por otra, el teatro se nos muere".

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