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Reportaje:FARMACOLOGÍA

Automedicarse, sí; pero hay que saber cómo

"Oiga, ¿y esto no me hará daño al estómago, verdad?". Cuatro millones de españoles pasan diariamente por el mostrador de una farmacia. Pero la visita al farmacéutico no es sólo un mero trámite de dispensa receta en mano: es también una manera de buscar alivio a malestares menores antes de hacer cola en el médico de cabecera. Catarros, gripes y enfriamientos, irritaciones oculares imprevistas o dolo res musculares y menstruales son los males, en principio leves, que el usuario puede solucionar por sí mismo con ayuda de decenas de medicamentos que no necesitan receta y se anuncian en la televisión o la radio."Se trata de medicamentos seguros, con su prospecto y contraindicaciones, indicados para aquellos malestares leves, de tipo sintomático, por los que no es necesario acudir al médico", explica Vicente Baos, especialista en medicina de familia. "Su uso evita consultas innecesarias que abarrotarían si no los servicios de salud". Aunque su utilización ha aumentado en los últimos años, asociado a una mejor educación sanitaria y a un autocuidado más responsable de la salud, España sigue siendo el país de Europa con un menor uso de estos productos: las llamadas Especialidades Farmacéuticas Publicitarias (EFP) suponen apenas el 6,5% del mercado farmacéutico total, frente al 11% de Italia o el 19% de Francia, según datos de la Asociación de Nacional de Especialidades Farmacéuticas Publicitarias (ANEFP). Según los cálculos de esta asociación, el mercado potencial en España rondaría el 10%. El sistema sanitario español, muy accesible, hace que la gente prefiera aún recurrir sistemáticaménte al médico antes de intentar aliviar sus síntomas recurriendo a estos productos, según los expertos.

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Analgésicos, antigripales, productos dermatológicos para hidratar la piel o desinfectar heridas, laxantes, antiácidos para las digestiones difíciles y vitaminas son las especialidades con una mayor demanda. En general, los españoles suelen tener un buen conocimiento de las distintas especialidades, según coinciden en señalar los farmacéuticos. "Los que más consultan son los ancianos, preocupados por que no interfieran con su medicación habitual", explica un farmacéutico madrileño., En algunos casos, el principal problema de estos productos es la ineficacia, al ser muy suaves o inespecíficos. Frente a la baja utilización de medicamentos sin receta, una automedicación frecuente entre los españoles es la reutilización de medicamentos prescritos anteriormente.

Los somníferos y los analgésicos son los que más se piden en la farmacia del barrio aunque no se disponga de receta o simplemente no estén indicados para el caso. "Sigue existiendo una costumbre inveterada por utilizar sin control medicamentos que sí requieren prescripción. El problema lo plantean, sobre todo, los antibióticos y algunos analgésicos muy, comunes pero fuertes, como el metamizol (el Nolotil, por ejemplo). Los propios farmacéuticos son un poco irresponsables en esto", señala Vicente Baos. "En cuanto a los antibióticos, existe demasiado descontrol y la consecuencia es que los españoles presentan un nivel de resistencia mucho más alto que en otros países ante medicaciones muy básicas".

Las mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, los niños y los ancianos deben ser os primeros a la hora de tomar precauciones con todo tipo de medicamentos. Si los síntomas o el malestar persisten durante más de tres o cuatro días, o van en aumento, lo adecuado es acudir al médico. "Y, sobre todo, cuando existen dudas, mejor es no tomar nada que atiborrarse de productos inútiles, cuando no dañinos, porque pueden enmascarar síntomas que no hay que descuidar", añade.

"En cualquier caso, el farmacéutico siempre aconsejará al paciente que acuda al médico cuando no vea claro lo que le pide el cliente", explica Manuel Domínguez, presidente de la Federación Española de Empresarios de Farmacia.

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